miércoles, 5 de octubre de 2011

Revolución de guante blanco.

Revolución de guante blanco.

Avelino Sala, Blockhouse, Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia.

Galería Raquel Ponce, C/ Alameda, 5 15 de Septiembre- 15 de Octubre

Entrando en el espacio de la Galería de Raquel Ponce, se penetra en un ámbito de reflexión de la particular visión de un artista que postra sobre el espacio de la sala una preocupación de absoluta actualidad, una llamada de atención a la sociedad de nuestro momento, una expresión contestataria ante una opresión que no es tanto política como fruto de una generación disgustada, de un hastío que viene sucediéndose desde hace ya algún tiempo.

Sobre la atalaya del conocimiento, la diminuta efigie del artista, se bate en duelo con las altisonantes figuras de los antidisturbios, un duelo, un espacio de conflicto, en el cuál las armas de Sala son las palabras, el conocimiento, erigiéndose sobre el baluarte de libros pintados de negro, como negras son las figuras de los antidisturbios, quizá sea la represión la que tiñe de negro el conocimiento, o es la ausencia de este el que permite que la realidad se haya tornado oscura. El elemento subversivo, con sus armas le planta frente al icono de lo puramente represivo, los mártires del orden político social.

Los dípticos con frases de Séneca y Virgilio arengando a la razón y al valor, frases en lengua culta, transformadas en pasquines se dirigen hacia el pueblo, cumplen una labor propagandística, puesto que el artista no es un observador neutral, contrapone un mensaje con una actitud, y no pueden aparecer desligadas, una representación social junto a una ideológica, la forma y el lenguaje unidos bajo un mismo mensaje de rebeldía, recordando al cartelismo de la Guerra Civil, es un mensaje dado, como catapulta para crear un discurso propio de transformación social, una proclama político-social e ideológica por mediación artística.

Durante la Guerra civil, los órganos de propaganda del Gobierno fueron de los autores más prolíficos de revistas en las trincheras, estas, estaban hechas en medio de “las contingencias de la guerra” no estaban alejadas del combate, haciendo referencia a la acuarela en la que aparece una portada de el diario “El País”, Avelino Sala, realiza su propio medio de difusión informativo dentro de su propia trinchera, en el fragor de la actual batalla ideológica en la que se encuentra Europa y de forma más genérica, la totalidad del globo en la que está implicado sin duda en la primera línea del frente.

La indolencia, como síntoma cultural, de nuestra sociedad, la que conocemos y respiramos es el centro de la cuestión alrededor de la que circunda toda la muestra, propone crear una falange intelectual, capaz de llevar el conocimiento a las calles, como arma infalible para desbancar la pasividad y la desidia social ante la crisis para luchar por un cambio global. En esta muestra, el individuo se enfrenta a una imagen en la que se manifiesta la crónica artística de la protesta social y la represión, la ausencia de voz y voto en las decisiones que como ciudadanos nos atañen de forma tan directa, esta época convulsa en la que nos vemos inmersos, de lo legítimamente establecido pero altamente cuestionado, una confrontación entre la conciencia moral represiva y la pulsión de libertad e indignación. Es el drama de un sistema agotado, y las armas conceptuales para poder devolver la esperanza en tiempos de vicisitud.

Laura Casla Ocaña.

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