miércoles, 19 de octubre de 2011

CONTINUAREMOS GRITANDO

    La instalación que pudo verse hasta hace pocos días, refleja la experiencia vital de la artista, jalonada de conflictos bélicos y políticos que ella ha resumido a partir de cien eslóganes utilizados por la población afectada por estos y otros conflictos. La idea de archivar sistemáticamente los eslóganes que han alimentado el espíritu crítico, es realmente buena, pero la materialidad con la que se expresa es poco contundente y se pierde en prácticas artísticas relacionadas con el reciclaje y el bricolaje, que son por repetitivas tan impersonales como algunos de estas consignas una vez asumidas y gritadas por su muchedumbre.
    La exposición se extiende de forma fragmentaria por el interior del Palacio de Cristal, en una especie de metáfora del lugar que ocupan las reivindicaciones en nuestra sociedad, algunas almacenadas en bibliotecas y archivos, otras plasmadas en las paredes, en ocasiones en los medios de comunicación y básicamente perdidas en el aire, barridas por el viento y el SELUR (En Madrid capital, Servicio de limpieza urgente que borra concienzudamente los restos de las manifestaciones justo cuando acaba de pisar el último integrante de la misma, siendo un requisito para la reapertura del tráfico y vuelta a la normalidad).
    Abandonado en el medio de la sala, se encuentra en su soledad el archivo de eslóganes, el volcán solitario del que emerge el magma ideológico que salpica la exposición. Allí encontramos las fichas que contienen, como si fueran las tarjetas plastificadas que los museos ofrecen para explicar sus salas, las consignas ilustradas y contextualizadas, las mismas que aparecen escritas con los dedos, retirando el polvo de los cristales, y que también se escuchan continuamente cantadas por distintas voces que no las entonan con la energía original, cuestionando así su vigencia.
    La instalación sorprende, como otras obras de este tipo, ya antes de entrar, cuando se nos advierte de los riesgos físicos que asumirá quien la transite, y de la prohibición a los menores de 12 años de subir a “El Monumento”, que contrasta con la presencia del a priori divertido tobogán.  En esta mole, a la que se accede por precarios andamios, que hacen reflexionar sobre la cotidianeidad de tantos trabajadores, pero también del estado precario en que quedan las ciudades tras los conflictos, se ven con dificultad cinco vídeos relacionados con la caída del muro de Berlín. Finalmente, tras habernos insuflado toda esa carga política, la artista además nos ha elevado físicamente, y queda la sensación inquietante de no saber si emular a Lennin y pegar tres gritos que acallen las voces que resuenan a lo largo de toda la visita, o asumir la tensión de permanecer en silencio. Bajevic ofrece también la solución: arrojarse, pero por un amable tobogán. El título de esta mole busca evidenciar el cambio en el concepto de monumento como obra conmemorativa y celebratoria de determinados valores, precisamente por el cambio en estos últimos, y lo remata al cambiar el concepto de pedestal por el de lanzadera.
    Completaba la instalación una intrigante máquina sin función aparente compuesta por un proyector de diapositivas y una serie de tubos, todo conectado a una manguera que tras recorrer la sala acaba en una bifurcación tras la que el tubo se encuentra cegado. En realidad es un artilugio productor de vapor en horario nocturno, lo que nos devuelve al título “Continuará”, pues cobrará sentido cuando no estemos, como seguirán surgiendo también los eslóganes que conforman el archivo imparable.
María Verónica Rodríguez Cañete
Exposición: “Continuará”
Artista: Maja Bajevic (Sarajevo, 1967)
Lugar: Palacio de Cristal (MNCARS), Parque del Retiro, Madrid.
Fechas: Del 23 de mayo al 3 de octubre de 2011.

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