lunes, 31 de octubre de 2011

POLÍTICAMENTE CORRECTA


“Continuará”
Artista: Maja Bajevic
Lugar: Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid
Fechas: 27 mayo 2011 – 3 octubre 2011

por Ana Alonso Castellano

Arte y política se funden una vez más en la instalación de la artista bosnia Maja Bajevic (Sarajevo, 1967) expuesta en el Palacio de Cristal del Parque del Retiro de Madrid.

Bajevic recoge cien eslóganes políticos y económicos de los últimos cien años y nos los hace llegar de diferentes maneras, demostrando por un lado las contradicciones entre estas frases que se nos presentan como verdades absolutas y por otro que la historia siempre se repite. Los eslóganes pueden leerse en fichas en cualquier momento, sobre nubes de vapor por la noche mientras el Palacio está cerrado o en las ventanas del edificio durante las performances en las que también participan cantantes de ópera que entonan estas frases desde lo alto de un “monumento” que constituye la pieza central de la instalación. Este “monumento” polivalente está concebido simultáneamente como un pedestal, un tobogán y soporte para las pantallas de video en las que se reproduce la serie que la artista ha titulado Wende (viraje, giro) que muestran escenas de manifestaciones a lo largo de estos cien años.

Con todo ello la artista bosnia ofrece una reflexión política y sobre todo histórica. Nos plantea la inevitable caducidad de las ideas presentes y la rapidez con la que se suceden los cambios. Para hacernos del todo conscientes de ello el visitante está invitado, que no obligado, a deslizarse por el tobogán del “monumento”. Uno mismo decide si quiere participar del cambio o quedarse fuera mirando; mirar desde fuera a través del cristal o mirar desde dentro… El planteamiento es sin duda poético.

Por otro lado, la obra de Maja Bajevic hace alusión continua a lo efímero. El “monumento” está rodeado por un andamio que además de funcionar como escalera para ascender a la cima del tobogán intensifica la sensación de cambio. Algo se está creando o se está destruyendo, no lo sabemos, pero sin duda algo está cambiando. Lo mismo ocurre con el andamio móvil desde el que se pintan los eslóganes en las ventanas durante las performances. Incluso estas mismas pintadas, que se hacen ensuciando el cristal y después escribiendo los mensajes sobre la suciedad que quedan emborronados hasta la siguiente performance tienen ese aire de fugacidad. Todos estos rasgos evocan los movimientos revolucionarios, también teñidos de la emoción del cambio y de la amenaza de lo efímero.

En algunas declaraciones Maja Bajevic afirma que cuando vio el Palacio de Cristal del Retiro por primera vez le llamó la atención su carácter impasible, como si los hechos históricos le hubieran sido siempre ajenos, y esto le incitó a ser ella quien los introdujera; quien trasladara la historia al Palacio atemporal. Sin embargo, la idoneidad de este edificio para albergar la obra de Bajevic va mucho más allá. Gracias a la transparencia del envoltorio la obra se interrelaciona con el entorno. Sería un crimen que una obra que busca acercarse a la realidad social de nuestro tiempo estuviera encerrada en un cubo blanco aséptico y ajeno al mundo que pretende reflejar y al que aspira a atraer.

El valor de esta obra reside precisamente en lo poco que tiene en apariencia de artística, o de lo que tradicionalmente se entiende como arte. Es una obra al servicio del pensamiento, de la reflexión, de la sociedad, del mundo actual. Una invitación a la autocrítica, siempre constructiva y necesaria pero tan a menudo olvidada. Y es que lo verdaderamente poderoso del arte, de algo tan indefinible y ambiguo como el arte, es que no conoce fronteras ni de fondo ni de forma.

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