miércoles, 26 de octubre de 2011

La abstracción en la realidad. Espacio y tiempo

La abstracción en la realidad
José Manuel Ballester
Alcalá 31


En Alcalá 31 podemos ver la exposición La abstracción en la realidad de José Manuel Ballester, premio Nacional de Fotografía en 2010 y de la Comunidad de Madrid en 2008. La muestra está compuesta por medio centenar de fotografías de distinto formato (realizadas desde 2004) en las que, con la arquitectura como excusa, Ballester experimenta con la luz, el espacio y el tiempo; y un audiovisual Ah mio cor! escenificado con la música de una ópera de Haendel, y que actúa como eje para toda esta propuesta.

José Manuel Ballester (1960) inició su formación artística dentro del ámbito de la pintura, una formación que va a estar siempre presente en su trabajo posterior. Desde hace tiempo ha centrado su interés en el medio fotográfico, y más concretamente en la fotografía arquitectónica. Sin embargo nunca ha abandonado la pintura como medio de expresión artística, explorando los límites entre ambos medios (como en sus fotografías pintadas). Este legado se puede ver en esta exposición en la que la mirada es fundamentalmente una mirada pictórica.

Las fotografías expuestas en Alcalá 31 son paisajes arquitectónicos vacíos en los que la forma de los edificios queda al desnudo. Las formas abstractas emergen de estos espacios como deseosas de ser descubiertas. Ballester propone de esta forma una reflexión sobre el límite entre abstracción y figuración. No se trata de dos mundos distintos sino de dimensiones distintas de una misma realidad, íntimamente relacionadas entre sí y por lo tanto difícilmente separables. Las fotografías se mueven en un espacio de síntesis entre esos dos mundos tradicionalmente opuestos. Lo que le interesa a Ballester es la tensión que se establece entre estas dos dimensiones.

Muchas de estas fotografías reflejan espacios para la cultura (la fundación Beyeler de Basilea, el Ullens Center fr Contemporary Art de Beijing, la Galerie Xippas de París, el MOMA, el Rijksmuseum, el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía o la Ciudad de la Cultura de Galicia o el Teatro Real de Madrid). Existe una reflexión sobre el objeto cultural y el espacio donde se enmarca. De hecho se establece un diálogo entre las obras de la exposición y el mismo edificio que las contiene, el antiguo Banco Mercantil e Industrial, obra de Antonio Palacios. "Esta podría ser una de mis fotos" dijo el mismo Ballester señalando uno de los rincones de la sala Alcalá 31.

Desde el punto de vista formal se puede relacionar su trabajo con el de los principales exponentes de la Escuela de Düsseldorf; artistas como Candida Höfer, Andreas Gursky o Thomas Ruff, herederos de las enseñanzas de Hilla y Bernd Becher que apuestan por una estética fría y una mirada lo más neutra y objetiva posible. Sin embargo, las fotografías de Ballester no son un registro objetivo de la realidad; con ellas crea una nueva realidad o dota a la existente de nuevos sentidos, y su estética dista mucho de ser fría.

El vacío y la ausencia son los grandes protagonistas de la exposición, especialmente sobrecogedores en las fotografías de gran formato. La presencia humana está descrita por medio de la ausencia, no se manifiesta de forma directa como en un retrato sino mediante una huella. La arquitectura como huella de la creación humana y como espacio contenedor donde la vida transcurre. Sólo en una de las fotografías podemos ver figuras humanas y éstas aparecen borrosas, en movimiento, como si se tratara de fantasmas. La idea de constante evolución, del paso del tiempo como algo inevitable, de la transitoriedad, de la muerte. Se establece así un diálogo entre el espacio y el tiempo en el que las formas arquitectónicas están retenidas. La arquitectura es espacio y tiempo a la vez.


Carmen Esteve Sevila

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