Exposición: JOSÉ MANUEL BALLESTER: LA ABSTRACCIÓN EN LA REALIDAD
Lugar: Sala de exposiciones Alcalá 31
Fecha: Del 8 de septiembre al 20 de Noviembre de 2011
En uno de los catálogos con los que cuenta la exposición encontramos una famosa frase de Orson Welles que dice: “Es imposible hacer una buena película sin una cámara que sea como un ojo en el corazón de un poeta”. Y realmente pienso que ocurre lo mismo en el ámbito fotográfico, para hacer una buena obra es necesaria una buena cámara, y más que una buena cámara hace falta un buen fotógrafo que sepa manejarla. Tener una cámara en mano y apretar un botón puede hacerlo cualquiera incluso puedes hacer grandes fotografías respetando encuadres, conociendo los planos y combinando la luz, pero crear poesía con el ojo de la cámara pocos son los privilegiados que pueden permitírselo.
Jose Manuel Ballester cuenta con varias exposiciones a sus espaldas repartidas por todo el mundo como Dallas, Miami, Sao Paulo, Dubai, Pekín, Shanghai, entre otras además de participar en diversos eventos artísticos de renombre como ARCO. Su experiencia artística se expande por varios ámbitos como la pintura o el grabado pero sobre todo destaca por sus exposiciones de fotografía arquitectónica.
Suponemos que la fotografía es el medio más fidedigno de representar la realidad que encontramos en nuestro tiempo junto con el cine; con ellos esperamos ver lo que nuestro propio ojo ve habitualmente, pero existen tantos puntos de vista como ojos que miran esa realidad, es más dentro de ese punto de vista subjetivo e independiente entran en juego todos esos detalles que el conjunto visual deja escapar para crear un conjunto uniforme. Y eso es lo que José Manuel Ballester nos muestra en la exposición de Alcalá 31. Visiona edificios con los que día a día podemos cruzarnos, meternos dentro, pero que rara vez los disfrutamos realmente, no nos paramos a pensar en las posibilidades que podemos sacar de algo tan común y cotidiano como es la arquitectura.
Sencillamente, en el ojo y la sociedad actual, la arquitectura es simplemente un medio utilitario más como lo pueden ser las carreteras. Con ello se me podían echar encima millones de arquitectos señalándome que crear un edificio conlleva mucho trabajo y resultan admirables estéticamente, pero para la gente que no posee ese tipo de estudios son y serán siempre armazones con ventanas que sirven para determinados fines. Sencillamente, han dejado de considerarse arte.
Ballester pienso que es muy consciente de ello y trata de buscarle una salida artística que resulte más asequible al espectador, no busca que el conjunto impresione a la persona sino que el detalle mezclado con otros elementos seduzca de tal manera que nos haga alejarnos del concepto de que la arquitectura es sólo un bien útil. Se centra en edificios contemporáneos, incluso algunos semiderruidos o en fases constructivas, no terminados, aludiendo a esa soledad de la arquitectura convirtiéndola en algo vivo que desprende algo más que la frialdad habitual de la fotografía de edificios. No busca obras sublimes o palaciegas que muestran su esplendor artístico a veces rebuscado en todas partes del edificio, encuentra la belleza en todas sus formas, fases y elementos.
Siguiendo la línea de que la realidad existe de tantas maneras como ojos se encuentren mirándola, lo mismo ocurre con la belleza; de algo ordinario Ballester ha logrado crear tan sólo jugando con la perspectiva de la realidad auténticas composiciones líricas que deleiten nuestros sentidos e impresionen nuestros conocimientos previos sobre lo que estamos visualizando. Planos enrevesados, juegos de luces y sombras, contrastes, varios formatos, texturas, colores…A lo largo de la exposición juega con todos estos términos haciéndonos ver que no existe el vacío y que el detalle puede ser independientemente de la obra completa un juego artístico. Como palabras de un poeta utiliza lo sencillo y asequible para hacer algo grande e impactante, convierte lo vulgar e inadvertido en lírica retiniana.
Marta Tena Sanz
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