lunes, 31 de octubre de 2011

Un juego un tanto infantil

Alighiero Boetti: Estrategia de juego.
Museo Reina Sofía

El Museo Reina Sofía, en colaboración con la Tate Modern de Londres y el MoMA de Nueva York, presenta esta exposición de Alighiero Boetti Estrategia de juego. La muestra, que recoge más de cien piezas pertenecientes a diferentes momentos de su producción, contiene obras más fieles a sus orígenes vinculados al arte povera, como las decisivas en la madurez de lo que finalmente llegó a ser.
Una vez entramos a la exposición nos sentimos algo desconcertados por la aparente mezcla de categorías que a parecen a su vez duplicadas. En este sentido la duplicidad es algo que independientemente de que nos llamen más o menos la a tención las propias obras aparece y se respira por doquier. Probablemente llegaba a ser obsesiva la concepción de dualidad ya que incluso en el más íntimo y personal calado, su propio nombre en algún momento alcanzaría esta dimensión. Quizá esto habría añadido una pequeña chispa al descontento que hasta ahora se nos viene encima, pero de repente la esperanza se esfuma cuando conocemos el dato de que concebía la primera de las ideas dejando finalmente el proyecto en manos de otros.

Entre estas personas anónimas se encuentran bordadoras afganas, amigos y compañeros, que a mi entender deberían llevarse parte del logro de lo finalmente realizado. El azar en este sentido aparece al confiar la finalización a segundas personas, y este ingrediente precisamente es el que a mi parecer otorga ciertas desventajas en el acabado definitivo pero pequeñas dosis de subjetividad más interesante desde otro punto de vista. Como resultado obtenemos una mezcolanza de categorías con un aire bastante infantil, ya que se trata muchas veces de la misma obra repetida en diferentes colores, esquemas facilones geométricos (que cualquiera hemos dibujado alguna vez en las tapas de nuestros cuadernos) etc.

Por tanto y a estas alturas del recorrido de la exposición, cuando aún llevamos poquito porque es verdaderamente largo, nos viene a la mente de nuevo el título de la muestra, Estrategia de juego, indudablemente piensas que se establece un juego con el espectador y su percepción pero de una manera poco clara y sin fundamento. El tiempo, el orden, el desorden, la vida y la muerte son categorías que aparecen constantemente, ejemplificadas de forma conceptual en breves ocasiones, y de forma confusa en las otras tantas. Finalmente el espectador ha de estar atento por si aparece la mínima posibilidad de desvelar la trampa o de interacción, pero nos defraudamos al ver que no hay por donde cogerla simplemente por su ausencia de sentido.

De este modo, es en alto grado llamativa, ya que en efecto el artista juega de manera visual con los diferentes formatos, materiales y tonalidades, pero deja bastante que desear a lo hora de buscarle el mensaje oculto que a primera vista creemos que hallaremos más adelante o en cualquier momento al informarnos incluso un poquito más sobre él. El desconcierto, rasgo constantemente marcado, lo vemos entre otros objetos por ejemplo en las bombillas colocadas en el interior de una caja, postales que acentúan su tinte inicial povera pero que no rompen la lectura de la muestra pues todo queda tratado de forma quizá filosófica y realmente un poco ilógica. Finalmente creo que si de haber algún rescoldo de equilibrio y lógica este lo encontraríamos en el grado dual del que hablábamos anteriormente, respecto a su apariencia visual o su carácter conceptual; orden y desorden, vida y muerte o la obra en la que leemos en carteles luminosos “PING-PONG”. Por último creo que el artista ha querido tratar cuestiones muy profundas pero que se han quedado en el camino entre tanta parafernalia.

Violeta Durán Bermúdez

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