domingo, 23 de octubre de 2011

SIMETRÍAS IMPERFECTAS

La exposición de José Manuel Ballester “La Abstracción en la realidad” en la sala de exposiciones Alcalá 31 de Madrid, se abre con motivo de la concesión al artista del Premio de Fotografía de la Comunidad de Madrid en su edición de 2008. A través de esta realización de más de cincuenta fotografías, nos transportamos desde un principio a un modelo de producción humana en concreto: la arquitectura contemporánea. El artista nos habla en su exposición del vacío y del paso del tiempo que nos son transmitidos como espectadores en un momento dado cuando transitamos por los interiores de un museo, cuando vamos caminando por los alrededores del pabellón en una exposición universal, o cuando admiramos como individuos la grandiosidad en definitiva de la intensa labor que ejecuta el arquitecto, creador de unos espacios que han de cumplir su función, sin duda, pero para el artista eso se va a convertir en algo secundario, dotando de mayor importancia a la geometría, el revestimiento de las paredes, los pasillos, las puertas, allí donde va a encontrar la personalidad y el sentido a su obra.

Como si de un poeta se tratara, Ballester nos muestra a través de su propia experiencia estética recibida al pasar por diferentes espacios, urbes, paisajes y edificios, su idea de lo sublime, un punto de vista nuevo, misterioso y mágico con el que materializa pasionalmente en diferentes soportes los elementos más destacables de éstos en sus diversas naturalezas metafísicas. Sus composiciones se centran generalmente a través de un solo punto de fuga. Señalo generalmente dado a que si somos un poco más curiosos, podemos observar alguna simetría imperfecta, creando así una abstracción parecida a la que en alguna ocasión querían mostrar los expresionistas abstractos estadounidenses del siglo pasado, pero el artista abarca la mayoría de espacios creando simetrías y distintas atmósferas a través de la luz y el color, con la intención de persuadir al espectador hacia una profunda reflexión de su yo, desde lo que su ojo ha elegido a través del objetivo de su cámara, plasmada aquí en esta muestra fotográfica.

Nacido en 1960, José Manuel Ballester inicia su carrera artística como pintor y no es hasta los años 90 cuando emprende su proyecto de fotografía artística viajando de aquí para allá, por lo que podríamos decir que de alguna manera termina fundiendo ambas naturalezas con un gran dominio de la técnica. A consecuencia de esto, el artista parece evitar en todo momento la presencia de personajes y se centra en el propio escenario vacío, que termina siendo figurativo en sí mismo pero que no deja de ser un espacio transitable a fin de cuentas. Un espacio vacío, infinito, un espacio que también existe fuera de marco y que nos proporciona la sensación de que éstos son de por sí inabarcables, haciéndonos pensar en lo infinito.

En la exposición, distribuida en las dos plantas de la sala, se nos aborda con una lejana pero apropiada música de Händel y abarca, además de la fotografía, un audiovisual que en consonancia a su obra, nos somete a la grandiosidad de esa producción humana que inexorablemente nos atrapa y nos empequeñece, como meros espectadores en una suerte de momento bucólico en el que presenciamos numerosos lugares y eventos ocurridos o levantados a lo largo de los últimos años en diversos puntos clave del planeta.
Y es así como se nos presenta este joven artista, con una idea diferente de lo que es la fotografía, algo más creativa de lo convencional, traspasando los límites de lo real hasta la abstracción.

Guillermo Cacharrón Centeno

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