sábado, 29 de octubre de 2011

Boettis y Boetti

Rara vez se encuentra una trayectoria artística que sea consecuente consigo misma, en la que el artista parezca respetar sus propios principios al tiempo que evoluciona, lo que la convierte, paradójicamente, en inclasificable, el adjetivo que más se ha aplicado tanto a la persona como a la obra de Alighiero Boetti. Es esta pluralidad artística, al tiempo que permanencia de ideales, el elemento que se presenta en la retrospectiva titulada Alighiero Boetti. Estrategia de juego, que reúne más de un centenar de obras del artista italiano en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y es coproducida por la Tate Modern de Londres y el MoMA de Nueva York, que son también sus destinos próximos.

Ya desvinculado del arte povera que preconizaría al inicio de su carrera, el cual, no obstante, permanece a través del gusto por determinado materiales, Alighiero Boetti desarrolló una carrera y una producción artística truncada por su inesperada muerte en 1994 y abrió caminos luego explorados por artistas hasta la actualidad. Esta labor se desarrolló desde lugares periféricos, no desde dentro del sistema, lo que hace crecer ese mito, como ha señalado Fietta Jarque, que se ha generado en torno a su figura. Su "inclasificable" obra va de aquí para allá iluminando realidades y fracturando categorías racoinales asumidas como la cartografía del mundo a través de su icónica serie Mappa o la mentalidad taxónomica de nuestra cultura en su Classifying: The Thousand Longest Rivers in the World (1977). Para ello se sirve del proyecto y la dinámica del juego, de inspiración dadaísta, que no sólo envuelve formalmente su obra, sino que es la clave para su significado. Los tableros de juego, los libros, las evidencias cifradas... todo ello introduce el elemento conceptual en su obra, al tiempo que la verdadera implicación de un confuso espectador, invitado no a escudriñar un mensaje retórico, sino a perseguir una idea, una pista, con una sonrisa de desconcierto, que revela el verdadero contenido de la obra. Y es que lo lúdico no se restringe a la obra del artista, sino que se prolonga al propio criterio expositivo de las salas. Para recorrerlas el espectador debe de agudizar un sentido de la orientación que se revela inservible cuando la propia obra desea convertirte en participante de su juego. Y ¿qué es el juego sin el azar? Éste participa, asumiendo casi la mayor responsabilidad, en la creación de la obra a través de la creación ajena al artista o la incorporación de agentes externos a ésta, el resultado es una obra enriquecida de varias visiones y distintos niveles de práctica artística.

Boetti también se desdobla para crear, para dar rienda suelta a más de una opción creativa, y convierte la creación en sí misma en una obra de arte. Juega con una dualidad de orden y desorden, de unidad y multiplicidad, con el viaje como descubrimiento y con el acercamiento al "otro". El reflejo de la realidad más inmediata también tienen cabida a través de obras como Anno 1990. Todo ello recorre su obra como un hilo conductor, al que se añade el tiempo como una categoría que, a pesar de su peligrosidad, también parece prestarse a la diversión y a la adivinanza de un futuro imaginado en obras que hacen pensar en un tiempo que quiso ser y no fue.

La muestra no refleja únicamente las piezas materiales de la creación artística de Boetti, sino que se impregna de sus preceptos para hacer que el espectador los experimente, al tiempo que convierte a éste en participante de la creación y del significado de la obra.

Alighiero Boetti. Estrategia de Juego

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Hasta el 5 de febrero de 2012.

Por Sandra Gómez Todó.

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