domingo, 30 de octubre de 2011

ALEA [(MA)JA]CTA EST

Dejando atrás el “cubo blanco” al que estamos acostumbrados, Maja Bajevic (1967) hace un planteamiento mucho más original, y agresivo al centrar su propuesta en una arquitectura ferrovítrea de principios del XX. Estamos refiriéndonos a un idílico paraje, en medio del Retiro, que desvirtúa el tiempo/espacio, proporcionando una sensación de “deformación”de la realidad. El Palacio de Cristal que es donde se alberga la obra de Bajevic; aúna y separa el carácter efímero del mensaje, con el “eterno” del exterior, dando la sensación de estar dentro del tiempo en el que solo podemos inmovilizar un segundo de su existencia.

La inyección primera es la panorámica completa, al poner el primer pie dentro del escenario, y digo escenario porque lo es, pero en semi-construcción; faltaría aquí un telón rojo, para entender que todo ya está en marcha. Y la primera pregunta que uno podría hacerse es ¿Dónde están los actores?¿soy el protagonista/antagonista? Un poco bizarro todo, pero bueno, en definitiva hay un todo (por lo visto).

Lo más seductor a primera vista es un caótico conjunto de hormigón, acero, y alambre que descoloca al espectador/actor; y es en ese momento cuando uno se da cuenta de que todo es envolvente en una pura esencia un tanto “Auschwitz-Birkenau”. Maja, gracias por una retrospectiva con nombre de pila, en tiempos contemporáneos, sí que es interesante la forma de plantearlo, guerras y conflictos políticos sin identidad alguna, en un marco vacío simulando un campo de batalla. Plantea aquí ¿El arte de la guerra?

Convirtámonos en pieza, y deslicémonos por el tobogán que sale de la masa de hormigón, hacia el “no sé qué pasará”, con un Alea Jacta Est en los alveolos pulmonares, nunca se sabe. ¿A dónde vamos?¿qué nos depara?, da igual, lancémonos cual Julio César a orillas del Rubicón, y lleguemos a un orgasmo de liberación.

Relacionemos con toda esta puesta en escena, el vínculo violencia/poder/construcción de identidad, y reflexionemos pues en el impacto de nosotros con los continuos choques político-sociales a los que estamos acostumbrados. Y no los que ya nos sabemos por los atlas de Historia Universal, y que muchos de ellos nos retuercen las neuronas con solo pensar en haber sido partícipe (veamos las Guerras Mundiales, que a pesar de todo son lejanas /cercanas, pero que hemos evitado vivir desde el palco principal o inclusive el escenario), sino los que estamos viviendo día a día ya sea en nuestras calles/carnes, en los periódicos y televisores (aunque no sabremos ni la mitad de lo que realmente sucede).

La deseada catarsis del alma social, que no ha llegado, desde luego no llega y con dudas de si llegará. Ésta idea Maja la concentra en un pequeño cajón que escupe cien de los múltiples eslóganes políticos del último siglo. Arde por dentro ver un siglo de revueltas tan sumamente concentrado, a tamaño A4. Arde escuchar la realidad de la sociedad pasada y presente por los altavoces de la instalación, que enmarañan los oídos, y pueden en ocasiones producir un cortocircuito cerebral (servidora). Es el paso de la historia, de sus circunstancias, los cambios/descambios, ideales izquierda/derecha, el yo/tu, ellos/nosotros, y la evolución de todas estas contradicciones que van tan de la mano, y nos llevan y traen a lo que hoy es hoy, a lo que yo/tu/el, soy/eres/es.

Carteles y slogans, cristales empolvados que nos hablan, espacio efímero, voces chirriantes (uña-pizarra), performance, desconcierto, un “Continuará”desesperanzador por los cuatro costados, etcétera y etcétera y etcétera. Siempre estamos en el mismo estado de construcción a pesar del paso del tiempo, no hay cambio si lo vemos desde lo global. Este planteamiento de Maja Bajévic, polifacético efectivamente, es un expositor del carácter de lucha por parte de la sociedad del último siglo, pero que leyendo entre líneas encontramos incapacidad de la misma. Me confunde ahora sí que sí el “Dadme una palanca y moveré el mundo” como dijo Arquímedes.



GRETA GARZARÁN MEDIAVILLA

MAJA BAJEVIC
“CONTINUARÁ…”
PALACIO DE CRISTAL DE EL RETIRO

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