lunes, 17 de octubre de 2011

En el vacío

La exposición se realiza con motivo de la concesión del  premio de fotografía de la comunidad de Madrid en la edición 2008, José Manuel Ballester inicio su carrera artística por la pintura, estudiando la técnica de las escuelas italiana y flamenca de los siglos XV y XVIII, para pasar en 1990 a la fotografía.
En su exposición podemos ver diversas fitografías centradas en la arquitectura, el autor utiliza la escala de la fotografía para señalar distintos matices como la intimidad, o la infinitud para lo que utiliza los formatos alargados, mientras que para la primera utiliza formatos más pequeños. Son fotografías de arquitecturas vacías, espacios transitables, sin gente que los transite. En ellas se juega con las formas geométricas conseguidas mediante el encuadre y la iluminación. Ballester ha conseguido dar a estos lugares la sensación de intemporalidad, de ser espacios que no ocupan un lugar en el tiempo, espacios congelados y guardados mediante una fotografía.   
El espectador, que está acostumbrado a ver el espacio urbano plagado de gente, puede sentirse inquieto al observar ese espacio vacío.  El vacío que puede significar el desastre, como si hubiese tenido lugar una gran pandemia; o simplemente la soledad del individuo; pero también la calma la necesidad de estar solos, para dejar de oír el murmullo de las voces de alrededor. De esta forma el espectador al situarse delante de la fotografía encuentra su estado de intemporalidad.
La intemporalidad se produce en el instante en que parece que el tiempo se ha parado la vida urbana frenética y acelerada se ha tomado un respiro, y nos ha dejado la quietud que sentimos ante el espacio vacío, y es entonces cuando el espectador puede recrear su propia historia. El individuo solo está presente a través de las huellas que deja, la arquitectura se nos muestra como huella principal.
En estos espacios vacios no es difícil encontrar la abstracción en la realidad, ya que toda realidad contiene algo de abstracto, encontramos fotografías en las que solo vemos  paredes, y que no están muy claro a donde pertenecen, la iluminación y el ángulo del que se han tomado ayudan bastante a crear esta sensación.
Además el autor da a la fotografía la cualidad de ser pictórica, por un lado convierte un espacio real  en una imagen abstracta; y por otro es como si estos espacios perdiesen su realidad, y pasasen solo a ser imágenes, porque han perdido su función de ser transitados, no hay nadie que camine por ellos.
Con ello Ballester pretende romper la frontera entre lo figurativo y lo abstracto; y  entre la fotografía y a pintura ya que para él ambas están relacionadas. La realidad y la abstracción aparece como una dualidad necesaria, como parte de la condición humana, dos aspectos que se interrelacionan, igual que las relaciones intimas del individuo y las relaciones del individuo con la sociedad. La exposición deja al espectador mayor protagonismo al encontrarse frente a esos espacios vacios que se llenan ante la presencia de éste.
Ballester ha sabido dominar la técnica de la fotografía   dando lugar a una obra sosegada y poética llena de calidad estética. 

GEMA ACEBES REPECHO
JOSÉ MANUEL BALLESTER: La Abstracción en la Realidad.
Sala de Exposiciones Alcalá 31. Exposición  bajo el comisariado de Lorena Martínez del Corral.

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