miércoles, 26 de octubre de 2011

Tiempo y Azar.

Estrategia de juego.

ALIGHIERO BOETTI


La exposición Estrategia de juego, presentada por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, en conjunto con la Tate Modern de Londres y el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, realiza una de las retrospectivas de más importancia que se ha hecho del artista Alighiero Boetti y, sin duda, la más grande que se ha presentado en nuestro país. En esta exposición se hace un amplio recorrido por la obra de este artista inclasificable, presentando unas ciento cincuenta de sus obras más representativas.

Alighiero Boetti, nacido en Turín en 1940, es uno de los artistas con más trascendencia del siglo XX. Su obra, que en un principio se encuadró dentro del movimiento Povera, abarca numerosos estilos y técnicas, centrándose, sobre todo, en el arte conceptual.

En sus obras, Alighiero Boetti, transmite una constante idea de juego y azar, en la que la mano del artista pasa a un segundo plano. Las piezas muchas veces estaban realizadas por artesanos, amigos e incluso niños, pasando el artista a ser el planificador del proyecto. Éste menospreciaba su intervención, llegando a afirmar que él “no hacía nada”.

Otra idea que constantemente aparece en su obra es el tiempo. Boetti pensaba que el tiempo era lo único mágico que existía, ya que subyace en todos los elementos de la vida. Esta idea podemos encontrarla en obras presentes en la exposición, como 16 DICEMBRE 2040 – 11 LUGLIO 2023, en esta serie, el artista conmemora el centenario de su nacimiento y predice la fecha de su muerte.

En esta retrospectiva, se le da una gran importancia a la serie Mappa (1971-1994), en ella nos encontramos con gran cantidad de mapas bordados por artesanas afganas. Las ideas del artista están muy presentes en estas obras, ya que en ellas nos muestra unas imágenes en apariencia objetiva pero que en realidad tienen una gran carga ideológica. Boetti pone en entredicho el sistema de pensamiento ilustrado y defiende los modos alternativos de ver el mundo. En esta serie, además, volvemos a encontrarnos con la idea del azar, ya que dejaba cierta libertad compositiva a las artesanas que realizaban los mapas, por lo que nunca sabía como iba a ser el resultado final.

Las obras transmiten un peculiar sentido del humor, que hace que al espectador se le escapen sonrisas, algo irónicas, al observar ciertas piezas.

En cuanto a la organización expositiva, en mi opinión, es caótica. La exposición se sitúa en varias salas del tercer piso del edificio Sabatini y, ni el recorrido está claro, ni se ofrece al visitante una explicación de la obra de este artista.

En numerosas ocasiones hemos oído decir que el arte contemporáneo es un timo y siempre nos sentimos indignados y ofendidos. El problema es, que si este arte no se acerca a la gente, y con esto me refiero a la gente que no tiene por qué saber absolutamente nada de arte, pero que aún así va a museos y tiene ganas de aprender, nunca vamos a dejar de oír afirmaciones de ese tipo.

En exposiciones como esta, el espectador se encuentra con que no dispone de información para hacerse una idea clara acerca de lo que está viendo y por lo tanto no suele gustarle. No digo que todo tenga que darse hecho para que la gente no tenga que pensar, pero si hay que incitar la curiosidad y el interés, y en este caso, como en tantos otros, se falla.


Coral Consuegra.


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