miércoles, 26 de octubre de 2011

PENSAR EL TIEMPO PASAR

María Verónica Rodríguez Cañete (grupo 81).
Artista: Alighiero Boetti.
Título: Estrategia de juego.
MNCARS, del 5 de octubre de 2001 al 5 de febrero de 2012
    Han pasado ya unos años desde la muerte de Alighiero Boetti (Turín, 1940-Roma, 1994), suficientes como para que tenga en el MNCARS la exposición  retrospectiva que este artista merece. Se trata de alrededor de cien obras hechas durante cerca de treinta años (de 1966 a 1994) que han sido seleccionadas por un equipo en que participan miembros del MNCARS, la Tate Modern de Londres y The Museum of modern art de Nueva York. Encontramos material muy variado, desde esculturas y dibujos a otros menos habituales como fotocopias, cartas, postales y telegramas, pero sobre todo llaman la atención sus bordados.
    La autoría en muchas obras de Boetti es meramente conceptual, él encarga la materialización de estas ideas a terceros, a los que además deja un lugar para la improvisación. Se trata de trabajos muy laboriosos como el bordado de superficies de varios metros cuadrados. Estas obras cuelgan con la solemnidad de un pendón o de un tapiz de la Real Fábrica sobre cartón de Goya, pero con todo el humor del artista que compone sus superficies superponiendo motivos, unas veces se trata de siluetas figurativas en vistosos colores que configuran un diseño que recuerda al decorativismo de Matisse. En otras ocasiones el motivo es un mapa del mundo; para estos Boetti cambiará de proyección, como también reflejará los cambios políticos a través de las banderas que superpone a los territorios. Sin embargo, sorprende que en ningún momento descentre la patada en la nuca que caracteriza los mapas europeos.
    Otros de los trabajos encargados son enormes superficies como fotografías aéreas del mar, realizados minuciosamente con bolígrafo, reservando en blanco misteriosos motivos tipográficos en unos y de aeronaves en otros. El resultado de unir franjas de líneas paralelas realizadas con este útil, confunde y más en este contexto textil y parece ser otro bordado, sólo el acercamiento nos saca del error y además para sorpresa hasta del autor, convierte la experiencia en sonora, haciéndonos pensar que estamos en la Casa Encendida ante un thereminvox pues a cada movimiento corresponde el sonido de la alarma.
    El trabajo de Boetti  incide en el estudio de lo sutil, explorando las texturas posibles sin cambiar material ni color, sólo modificando la dirección, con lo que obras bidimensionales solicitan del espectador el movimiento necesario para disfrutar casi de un holograma.
    Otro elemento recurrente es la repetición de motivos para elaborar sus composiciones que en algunos casos recuerdan los obsesivos dibujos Escher, pero él consigue una nueva imagen. Un ejemplo sería La natura una facenda ottusa 1y 2 en las que el motivo es la estilización de una rana que se multiplica en dibujos, recortes y estarcidos. En otras ocasiones son letras, palabras y frases, teniendo siempre mucha importancia su nombre. Por último, la exposición revela su preocupación por el tiempo que vemos tanto en relojes como en fechas significativas, pero también en el hecho de que encargue a terceros los trabajos de ejecución lenta, tras pensar en cómo transcurrirá el tiempo que requerirá su realización.
    La exposición es en definitiva un sorprendente placer para el visitante aunque adolece de una extraña ordenación que hasta un determinado momento angustia por utilizar un lenguaje cifrado que en mi opinión coincide con obras que subrayan la heterogeneidad reinante también en cuanto a la calidad. Igualmente se incide demasiado en algunos formatos e ideas que parecen trabajos preparatorios del taller del artista, y que si bien serían interesantes como complemento, cobran demasiada importancia por la cantidad.

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