miércoles, 26 de octubre de 2011

Alighiero e Boetti


alighiero boetti. Estrategia de juego

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

alighiero boetti. estrategia de juego me provocó un enorme desasosiego, el mismo que me produjo la exposición de Atlas ¿Cómo llevar el mundo a cuestas? (2011). Está bastante mal ubicada, uno se pierde inevitablemente entre esas laberínticas salas y probablemente se deja partes sin ver, quizás ese es el juego, el escondite. A diferencia de Atlas, es de un solo artista, aunque cualquiera lo diría, y carece de textos de apoyo, salvo el del macro tríptico. Independientemente de mis preferencias artísticas, es que tal tamaña amalgama de piezas, me hizo sentirme como el famoso Paul Valéry en “El problema de los museos”(1923).

Es importante resaltar la no introducción de textos explicativos para, paradójicamente, comprender el sentido de la exposición. Esto quiere decir, muy a su favor, que la exposición no los necesita, a diferencia de otras, porque no pretende justificar nada. Simplemente muestra la primera gran retrospectiva que se hace en España del autor. En la exposición queda patente la gran dualidad de Boetti, a parte del cambio de nombre, de su famoso autorretrato doble o de las archiconocidas frases de: su obra comprende el orden y el desorden, al individuo y la sociedad, el error y la perfección, etc. Su gran dualidad es aquella que hace que un mismo hombre pueda hacer tal variedad de obras, tan distintas entre sí que no se le pueda englobar en ningún movimiento, y que al mismo tiempo sea tan repetitivo, que haga que nuestro pensamiento al ver la exposición, en determinados momentos, se centre en la idea de “vista una, vistas todas”. De todas sus obras, prácticamente, existe más de una versión. Se rompe completamente con el concepto de aura de Benjamin, pero hasta llegar al agotamiento/cansancio.

Su trayectoria artística, como vemos en la exposición, combina el arte povera con el conceptual y con guiños que nos recuerdan a otros artistas como Manifiesto de 1965, donde figuran los representantes del arte povera, que es una obra conceptual en gran medida y recuerda a los artistas de la vanguardia rusa, Rodchenko, al igual que San Bernardino (1968). Otra obra povera, sujeta a la electricidad es Lampada annuale (1966) que combina el elemento azaroso de Duchamp. Por otra parte, hay algo de art brut también en la exposición, en la aspereza de Per un uomo alienato (1968) pero también en la decoración de la Dama (1967) que parecen los fosfenos provocados por estados de conciencia alterados de los que habla Lewis-Williams para explicar el arte prehistórico. Además esta idea también se ve reflejada en la exposición a través de los dibujos infantiles, que en realidad es lo que se persigue: es volver a la inocencia del niño y del hombre prehistórico. Por otra parte, también se le puede asociar al arte minimalista con obras como Cimento dell’armonia e dell’invenzione (1969), que es una simple cuadrícula, reducida a lo esencial que contrasta con obras como Tutto (1989-94) llenas de color y formas. En la misma muestra, también nos encontramos obras de carácter archivístico en su Di merli dispoti ad regolari lungo gli spalti di una muraglia, (1971- 93) y obras más figurativas y realistas como las portadas de revistas (1983).

Por último hablaré de sus bordados, cabe destacar su serie Mappa (1971-94), realizada en colaboración de “bordadorAs afganas y pakistaníes” a modo de propuesta "interracial", "comprometida", etc. Sin embargo, como Estrella de Diego refleja en Contra el mapa «ese cartógrafo invisible estaba inscrito en una tradición y en unos parámetros dados de clase, raza y género» y la plantilla del mapa escolar que Boetti eligió era completamente eurocéntrica. Por lo que me pregunto algo, aunque la intención del artista fuera la más sana del mundo, ¿haciéndose ver él como el intelectual y a ellas como los artesanas que se equivocan (entre líneas es lo que dice el MNCARS) y no como “co-artistas” consigue realmente su propósito?. Que me perdone el señor Boetti si realizó una placa conmemorativa con los nombres de sus ayudantas, pero creo que no fue así. Esta obra alimenta demasiados estereotipos.


Gemma Cobo Delgado

No hay comentarios:

Publicar un comentario