sábado, 29 de octubre de 2011

“FELICI COINCIDENTE”, ALIGHIERO BOETTI


Alighiero Boetti.
Estrategia de juego.
MNCARS
Del 5 de Octubre de 2011 al 5 de Febrero de 201

Mª Jesús Hernández Montes


El MNCARS dedica por primera vez una retrospectiva del artista italiano Alighiero Boetti (Turín 1940 – Roma 1994) con el título estrategia de juego, más de cien obras repartidas por la tercera planta del edificio Sabatini de dicho museo. A pesar de ser una muestra individual de la progresiva obra de Boetti, podemos encontrarnos la tremenda pluralidad de estilos y de obras que encierra un mismo artista, pareciéndose más a una muestra colectiva.

Nuestro artista se dio a conocer gracias a sus obras relacionadas con el arte povera que le provocaron el reconocimiento en los años sesenta, siguiendo con la producción de un sinfín de obras de diferentes estilos hasta el final de su carrera caracterizado por los bordados de los cuales destacan los mapas del mundo. Por lo prolífico de su obra se considera un artista inclasificable, incluso él mismo era reacio a cualquier encasillamiento.

A pesar de su pluralidad artística, la obra de Boetti ha tenido una serie de características comunes, como puede ser la presencia del tiempo, el juego, el azar o la pluralidad de autores o colaboradores de su obra. Presenta una constante búsqueda del sexto sentido, para él ese sexto sentido es uno de los mayores logros de la humanidad, a través de las intervenciones azarosas como base propia de cualquier juego. Además intervienen en sus obras el factor clave para Boetti del azar gracias a las intervenciones de diferentes personas para finalmente lograr un trabajo lúdico y ocioso sin olvidar los trasfondos que impregnan sus obras.

Jugar con el tiempo, algo tan contradictorio por la independencia del tiempo que no admite juegos ni esperas, es algo que aparece representado en varias ocasiones en la obra de Boetti ya que él intentó adivinar la fecha de su muerte como si de un juego se tratase, cosa que lógicamente no consiguió. Todos hemos querido saber en algún momento cuál será la fecha exacta de nuestra propia muerte, aunque en el fondo la mayoría preferimos no tener esa información y poder vivir tranquilos con la incógnita de no saber cuándo llegará nuestro fin, es decir, seguir el juego del tiempo respetando las reglas de la incertidumbre. A pesar de saber todo esto no cabe duda de que el juego experimentado por el artista de adivinar su muerte hará que cuando llegue el 2023 (año que predicó Boetti como el de su muerte) habrá conseguido que todos nos acordemos de él y estoy convencida de que ese año encontraremos multitud de exposiciones o referencias sobre este gran artista provocando que no consigamos olvidarnos de él y mucho menos de su obra. Quizá no consiguió predecir su muerte, pero lo que sí consiguió es predecirnos a nosotros, jugando una vez más con el espectador.

Otra las características a destacar, de todas las que encontramos, es quizá el empeño por el equilibrio que muestra en algunas de sus obras, un equilibrio visual o de conceptos aparentemente opuestos como lo son el orden y desorden, la individualidad o la colectividad, etc. Visualmente en su obra Ping Pong de 1966 encontramos perfectamente equilibrada la alternación de luz con el sonido leve del encender y apagar de la bombilla asociado con el sonido de la pelota que produce en la mesa del juego de ping pong, un equilibrio perfecto visualmente gracias además por encontrarse a cada lado del marco de la puerta. Involuntariamente el ojo humano busca el equilibrio visual colocando dos mesillas a cada lado de la cama, o como las manías exageradas del gran Jack Nicholson en Mejor… Imposible o de cualquiera de nosotros en la intimidad de nuestra casa.

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