miércoles, 5 de octubre de 2011

La cultura como barricada, el idealismo como herramienta

¿Qué papel puede desarrollar la creación artística en el país con mayor tasa de desempleo de Europa? En un contexto como el actual el artista ya no puede permitirse lanzar únicamente sus preguntas, esperando una reacción reflexiva del espectador, ahora es la sociedad la que está ansiosa de respuestas ante la desoladora realidad. Lo que ha hecho Avelino Sala con su exposición Blockhouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia es crear, quizá más que una respuesta, una propuesta.

A partir de piezas de escultura, acuarela, dibujo y guache, Sala construye un “espacio para la resistencia”, un contexto metafóricamente bélico y revolucionario, marcado por la tensión, en el que el arma arrojadiza principal, al tiempo que material de supervivencia, es la cultura. Ésta se materializa en una barricada de quinientos libros lacados en negro, tras la que esos resistentes invisibles hacen del “¡Sapere Aude!” y su despertar al conocimiento su consigna. El individuo, en este caso el artista mismo, se enfrenta a unas amenazas ante las que se crece sobre su pila de libros. Avelino Sala se vale de una iconografía urbana de antidisturbios y revolucionarios de rostro cubierto que pueden remitirse a las imágenes recientes y diarias de la prensa y los medios de comunicación de los enfrentamientos barceloneses y de las protestas del 15-M. Avelino Sala se vale de la noción de lo urbano - el espacio en el que tiene lugar la revolución más básica, la que va de frente – y la cultura – el espacio de la revolución intelectual que sustenta a la primera. Así se muestran la protesta y la cultura como estandartes de una “resistencia” a la situación actual, los cuales se materializan en un spray sostenido por libros, a cuyos lados se nos muestra un díptico en el que uno de estos revolucionarios parece azuzado por la virgiliana “Audentes fortuna iudet”. Se le une la representación del trabajo y la realidad de éste, reflejada en sus acuarelas sobre el conflicto por el cierre de Naval Gijón y la reacción de los trabajadores, la cual parece inspirar la idea luchadora del artista de una revolución extrapolada al resto de la sociedad que cambie esta situación y que se sostenga sobre la cultura. Por otro lado, la parte material de esta representación metafórica de la resistencia, es decir, esa confrontación entre la autoridad opresora y el individuo resistente se revela como demasiado básica en algunos momentos, al mismo tiempo que el concepto inmaterial que planea sobre estas piezas, esa “resistencia intelectual” propuesta por Sala, puede resultar mucho más que útil, pero insuficiente en ocasiones.

Todo lo anterior nos conduce al que parece el principal rasgo de la muestra: el idealismo, ese carácter que romantiza el acto revolucionario y la intelectualidad que éste conlleva, lo que genera esos interrogantes que lanza toda creación artística contemporánea y que en esta ocasión definiríamos del siguiente modo: ¿hasta qué punto es beneficioso ser idealista en la actualidad? ¿hasta qué punto no lo es? y ¿es el arte contemporáneo un vehículo para ese idealismo que, beneficioso o no, parece seguir siendo necesario? Avelino Sala es nombrado por el compromiso de su producción con cuestiones sociales y la lectura política presente en ella, por tanto, atreviéndome a intentar contestar algunos de esos interrogantes que me sugiere la obra como espectadora, diré que la intención es buena, la aplicación, como todo, un desafío.

Blockhouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia, Avelino Sala.
Galería Raquel Ponce, hasta el 15 de Octubre.

Por Sandra Gómez Todó.

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