miércoles, 5 de octubre de 2011

MILITIA EST VITA HOMINIS

Avelino Sala aborda en su exposición “Block House” lo social y los acontecimientos reaccionarios.
El eje de la exposición se centra en la barricada compuesta por decenas de libros tintados de negro, situada frente a un fondo blanco en el que está escrita con graffiti la frase “sapere aude”. Estas dos palabras estarán presentes en nuestra mente en el resto de la exposición.
Junto a la entrada, y pasando desapercibido, el retrato a lápiz de un encapuchado, con una estética que los medios de comunicación tacharían de “radical”, acompañado por la frase “concedo nulli”. A la derecha, la otra composición que capta nuestra atención: una pared negra con miembros de las fuerzas de seguridad ataviados con todos los útiles que les defienden y les ayudan a combatir a esas personas que juraron proteger. Frente a ellos una columna formada por libros –de nuevo tintados de negro- sobre la que se sostiene una figura de un joven que de nuevo oculta su rostro, y que parece diminuto ante la presencia de sus adversarios. Junto a esta composición, una enorme acuarela que contextualiza la acción, y que con sus agradables tonos cálidos nos ayuda a sosegar los ánimos: se trata de unas grúas sobre un atardecer.
Bajando la escalera encontramos más acuarelas con el mismo paisaje y un conjunto que muestra momentos de disturbios. La exposición concluye con otra columna de libros a modo de pedestal, pero en esta ocasión, en lugar de una persona hay un spray, y frente a él la frase “audentes fortuna iuvat” junto con un retrato a lápiz del mismo estilo que el anterior.
Sala conjuga la cultura y la lucha, palabras que en primer término parecen dispares pero que se unen en los acontecimientos acaecidos. Igual que une la violencia que muestran sus pinturas con la delicadeza que conlleva la acuarela o el dibujo a lápiz.
Estos dos términos –cultura y lucha- son los pilares de la exposición, y sobre ellos ha construido un discurso en el que nos incita a ser valientes, atrevernos a saber y a defendernos.
Sabemos que las escenas que contemplamos representan el Conflicto de Naval Gijón, pero traen consigo la atemporalidad. Estos momentos de lucha, de represión, de enfrentamientos con las fuerzas del orden, de transeúntes encapuchados, de lemas reivindicativos forman parte de nuestras vidas, y más en la actualidad. Esa figura encapuchada bien podría ser un londinense, un griego, un español, un sanitario, un profesor, un pescador, un trabajador de una fábrica, un comerciante, y un largo etcétera, en fin, una de tantas personas que intentan defender lo que se les había dado entender como suyo: una formación, un empleo o una vivienda. Esos retratos son anónimos, y su contexto es un fondo blanco, o negro, según el representado –entienda cada uno como quiera la simbología del color-.
Por tanto no hay personas concretas ni lugares, pero tampoco hay tiempo: las frases en latín han sido utilizadas en innumerables ocasiones a lo largo de la historia y por innumerables personas, pero el mensaje no varía, su significado es atemporal.
Finalmente explicar, que la utilización del graffiti en el interior de una galería se puede entender como el intento de mercantilizar hasta lo más menos mercantil en su esencia; pero yo en esta ocasión lo entiendo como otra crítica política más, exaltando una vez más lo social y lo cultural, y rebajando lo políticamente correcto. En palabras de Banksi: “They say graffiti fighters people and in symbolic of the decline in society, but graffiti is only dangerous in the mind of three types of people: politicians, advertising executives and graffiti writers”.

Sara Rodas de Lama
Avelino Sala, "Block House". Galería Raquel Ponce.

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