En estos momentos en los que vivimos, donde desesperanza y desánimo abundan en la sociedad actual, aparecen emergiendo como desde las sombras muestras artísticas que apuestan todavía por la lucha activando las conciencias. Avelino Sala, artista contemporáneo, natural de Gijón es el artífice de este panorama en el que nos ofrece la posibilidad de no darlo todo por perdido en estos momentos de crisis. De este modo nos introducimos en el ambiente de reflexión hacia la lucha para encontrar la ansiada libertad, cuyo espacio y organización no nos da mucho juego a pensar en otros simbolismos, pues queda bien claro desde el principio este propósito.
Es en este marco donde se despliega su obra, inspirándose directamente en su experiencia personal al haber convivido con el conflicto de los astilleros de Naval en Gijón. Lleva esta situación de revuelta local al plano general del país actual en el que vivimos. Para ello desde el primer momento nos hace partícipes de la reflexión, pues nos situamos frente a una de las piezas claves de la exposición, la trinchera formada por un gran número de libros acompañada por la frase en latín “atrévete a saber”.
Quedando bastante explícito el mensaje, seguimos el observando, encontrándonos con más acuarelas de puro carácter urbano que acompañan en este sentido a las frases latinas realizadas en espray (íntimamente relacionado con la cultura callejera, pero que con el latín se hace respetar). Por otro lado queda bien contrastado el hecho crudo social, que forma parte del hilo conductor junto con la delicadeza extrema que supone la técnica de la acuarela, a diferencia de lo rudo que es el espray.
Es entonces cuando vemos que queda plasmada en las acuarelas y gouaches, la situación como decíamos de desesperanza en la que los medios no llegan a cumplir del todo su misión al hacer lo que les viene en gana. En estas acuarelas, las cuales podrían ser protagonistas de la muestra junto con la barricada de libros antes mencionada, es donde se personifican las fuerzas máximas de ese malestar social. Se trata de las figuras negras de antidisturbios en rígidas poses infundiendo el temor y violencia propios. Frente a esta barrera de fuerza, contraponiéndose a la irracionalidad de lo bruto, aparece la figura diminuta del propio artista, alzada sobre una pila de libros, dispuesto para comenzar la lucha.
La contraposición de los dos elementos nos hace llegar al mensaje de que debemos estar preparados para estos ataques. ¿Qué mejor forma de hacerlo que desde la base cultural? Siendo así, llegamos a reivindicar la dignidad tanto individual, formalmente representada en este personajillo con capucha, como colectiva por parte del espectador y de la sociedad. De esta forma un tanto empática, representa o hace más bien que todo aquel que lucha por defender su causa, se sienta identificado y animado para seguir.
Quizá de forma algo impactante y monócroma nos invita, una vez más, a ser partícipes de este movimiento, donde prima la desolación (abundancia del negro) junto con alguna posible solución, que es lo que nos alienta a seguir (visible en los blancos).
Por último, habiendo tratado casi hasta la saciedad el conflicto social que nos invade durante el recorrido expositivo, llegamos a la idea final. Para hacerlo hemos de pasar tanto por las pintadas en latín, como por las acuarelas o la “barricada cultural”. Llegamos a la meta, que no es otra que la del siguiente concepto; encontrándose oculta bajo la amalgama de caos y violencia aparece como esperanza no otra cuestión que la respuesta intelectual y el poder de la palabra como oposición a la fuerza bruta e irracional.
Violeta Durán Bermúdez
"BLOCKHOUSE: Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia".
Avelino Sala. Galería Raquel Ponce, Madrid.
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