El asturiano Avelino Sala, expone desde el pasado 1 de septiembre en la Galería Raquel Ponce (c/ Alameda, 5. Madrid) una obra que apuesta por el compromiso social, en la que hace una reflexión sobre los conflictos sociales actuales que revelan la profunda crisis de valores tanto económicos, como políticos y culturales que presentan las sociedades contemporáneas. En su exposición, el artista propone como alternativa a dicha crisis, una resistencia pacífica que se sustenta en la defensa de la cultura.
El montaje de Blockhouse, en un principio desorienta al espectador, pues plásticamente daría la impresión de que estamos ante dos exposiciones diferentes –e incluso realizadas por distintos artistas- reunidas en un mismo espacio. Por otro lado, la instalación invita al espectador a reflexionar sobre el conflicto social, por lo que temáticamente, todo apunta a que se trata de un solo artista y de un solo objetivo. Finalmente, el montaje de la exposición sumerge al espectador en los conflictos y contradicciones de nuestra realidad social. Por todo esto, podemos decir que, tanto el espacio elegido, como el montaje, permiten no sólo la comprensión total de la obra, sino que el espectador interactúe y se posicione en dicha realidad.
Sala denuncia un hecho real sólo como puede hacerlo un artista: con su obra. El conflicto social que Sala denuncia en esta exposición, está motivado por el cierre de Naval Gijón –astillero situado en la ciudad natal del artista-; la realidad del hecho queda subrayada en una de las acuarelas que conforman la exposición en la que se certifica la noticia en la portada de un reconocido periódico. La denuncia del artista no se limita a este hecho, sino que hemos de pensar que tiene validez para otros conflictos sociales de carácter político y económico que continuamente acontecen en España y en el mundo. Su crítica tiene por tanto validez universal. Indudablemente, estos conflictos que forman parte de nuestro mundo actual y que a buen seguro no nos dejan indiferentes, permiten a Sala despertar nuestra conciencia invitándonos a reflexionar sobre la solución más adecuada para dichos conflictos.
La obra escultórica más significativa de esta exposición es la formada por una enorme barricada de libros lacados en negro detrás de la que se lee “Sapere Aude”. La barricada simboliza la resistencia intelectual frente a la violencia callejera. La exhortación a pensar por nosotros mismos, queda expresada en el “Sapere Aude”, esa pintada en graffiti interpela al ciudadano a usar la inteligencia y el pensamiento como la mejor “arma” para resolver las contradicciones sociales. Pero esa resistencia intelectual va dirigida contra cualquier forma de violencia, no solo callejera sino también la ejercida por el poder opresivo que, a su vez, genera más violencia.
El artista queda simbolizado en un diminuto personaje escultórico subido a un pedestal de libros que, inerme, observa la presencia amenazadora, violenta y opresiva de los policías armados que, superiores en número, contrasta con el artista solitario, cuya única defensa es su arte sustentado en la defensa de la cultura.
El conjunto de la obra, deja patente la preocupación del artista por comprender la realidad que le rodea; preocupación esta que le lleva a documentarse sobre los hechos concretos para reflexionar a partir de ellos y provocar a su vez, la reflexión en el espectador. Al mismo tiempo, la obra del artista no sólo se muestra como documento que certifica la denuncia de unos hechos reales, sino que propone además, una solución para tiempos de crisis que, aunque utópica, se presenta como necesaria. Solo nos queda resistir en la muralla de la cultura.
Inmaculada García Rubio.
Teorías Artísticas Contemporáneas- UAM.
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