Sapere aude, Nil difficile volenti.
Entre frases latinas a modo de graffitis, gouaches y esculturas que invitan a la revolución se encuadra la obra de Avelino Sala (Gijón, 1972) en la exposición llamada “Blockhouse. Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia”, hasta el 17 de octubre en la galería Raquel Ponce (C/ Alameda, 5).
Entrar en este espacio supone una aglomeración se sensaciones que empiezan por el desconcierto que provoca ver imágenes que rozan el belicismo junto con libros. Un minuto después se descubre la intención del autor: el llamamiento a una revolución, a un despertar social y cultural.
Una exposición con un fuerte olor a indignación que nos recuerda a los hechos vividos no hace mucho de la mano del 15-M pero que revive en cierto modo el levantamiento ocurrido hace casi 20 años en su Gijón natal entre los antidisturbios y los trabajadores del sector naval debido a los despidos masivos que se produjeron. Un juego de ideas muy adecuado que casa perfectamente con la actualidad y que nos invita a no perder el norte, el sentido.
Nos encontramos en un momento en el que necesitamos saber para poder elegir bien, desde los políticos que queremos que gobiernen hasta tomar decisiones en nuestra vida diaria. Por ello Avelino Sala propone una respuesta cultural e intelectual ante la crisis. La exposición exhibe ese poder reivindicativo, con imágenes de trabajadores en conflicto, con antidisturbios armados como para ir a la guerra, utilizando el color negro sobre todo, quizá como un luto y respeto a esa cultura que se está perdiendo, en contraposición a un pequeño espacio de la galería donde se encuentran unas acuarelas colgadas en la pared a modo de poster. En ellos aparece esa idea de rebeldía contra algo más grande que nosotros y más fuerte aparentemente, ese tirachinas que nos da esperanza, la misma que tenía David cuando se enfrentó al gigante Goliat, pero además aparece un periódico y unas grúas, signo de que la información nos respalda para no caer en un pozo de ignorancia y nos acerque a ese derecho que tenemos de saber qué ocurre. La grúa insta a la calma ya que con estas herramientas podemos crear algo, construir con unos cimientos fuertes.
Encontramos además una gran montaña de libros colocados a modo de barricadas que evoca, al igual que una madre, ese sentimiento de refugio en la cultura por aquello de que el saber nos hará libres y sobre todo el no caer ante el enemigo. En este caso Charlie es la resignación, que nos lleva a la ignorancia, y todo esto en medio de una guerra en la cual las únicas armas son las palabras, en este caso los latinismo que rezan en las paredes, las mismas que fueron usadas en otra época como insignias de valor.
¿Y qué hace el arte en todo esto? Es una herramienta más, esos libros son los pilares sobre los cuales debemos apoyarnos, de hecho se encuentra una pequeña escultura de un joven, que bien podría tratarse del propio artista, mirando cara a cara y sin miedo, a pesar de su tamaño, a la policía, en actitud desafiante contra el sistema subido a esa pila de grandes libros. Somos pequeños frente a los acontecimientos pero siempre podemos apoyarnos en los libros, en la cultura, tal vez como un recordatorio de que la historia nos enseña a no repetir los errores del pasado.
Ana Helguero.
Grupo 81.
"BLOCKHOUSE, SOBRE LA CONSTRUCCIÓN DE UN ESPACIO DE RESISTENCIA EN TIEMPOS DE INDOLENCIA"
Avelino Sala
Galería Raquel Ponce.
No hay comentarios:
Publicar un comentario