Ballester parece insistir en todas sus entrevistas que el meollo, la única forma de entender su obra, es viendo el vídeo "Oh Mio Cor" que el introduce en su exposición; es la historia de una reina abandonada por su amante que grita desde su situación como reina y llora como mujer-amante. Mezcla la figuración y la abstracción, aunque parezca un contrasentido, para mostrarnos la dualidad del ser humano. La banda sonora es música de Haendel y es indudable la belleza de la presentación, pero, como soy mujer poco dada a los melodramas, prefiero centrarme en la exposición en sí.
Lo primero que llama la atención, es la zona de mallas, que, según el autor," introducen al espectador en el laberinto del yo". Escaleras y rampas te obligan a pensar en trabajo y superación, la necesidad de respuesta que todos tenemos a cuestiones cotidianas.
En toda la exposición, la presencia humana solo se presupone o intuye.
Muchas imágenes son de China, que parece fascinarle; precisamente podríamos traer a colación las palabras del filósofo chino Chuang Tzu:"La arquitectura no son cuatro paredes y un techo, sino el aire que queda dentro, crear espacios con la arquitectura y los paisajes que surgen dentro de ella" Salta a la vista que Ballester rellena esos espacios creados con luz, volumen y color
La pintura y la fotografía son, aquí, lenguajes muy unido; los hilos conductores de todas las dife
rentes piezas de diferentes tamaños, son el espacio, la luz y el tiempo detenido; a la vez es un enorme ejercicio de geometría.
Algunos edificios nos parecen familiares y hay que detenerse, escrutarlos y pensar bastante para
ubicarlos.
Las imágenes son descriptivas, pero unas son más realistas que otras, totalmente abstractas. Sager,al analizar la obra de Chuck Close,(1940) dijo: " El medio fotográfico es el más exacto, su exactitud más manipulable y sólo esa manipulación artítica crea esa realidad de la imágen transformada, más intensa, de un realismo detrás del realismo"
Aunque todas las fotografías nos atraen hasta el punto de parecer que vamos a entrar en ellas y palpar esas paredes, a mi, la que me ha dejado sin palabras, es la del Pabellón de España en Shangai, por su fuerza y su belleza algo fría, quizás algo desangelada: es, de nuevo, el tiempo detenido dentro de la luz.
El Nocturno Beyler (Basel 2011) con una técnica precisa de bisturí obliga al espectador a sentirse un poco "voyeur", como si mirara hacia adentro, a la intimidad ajena.
Ballester dice que vivimos un momento en que no solo se cuestiona el papel del arte, sino que se pregunta si éste sigue siendo necesario, y Lorena Martinez de Collar, asesora de Artes Plásticas de la Comunidad de Madrid, "...no quiere reflejar una obra arquitectónica, sino que se sirve de ella para crear su propia visión".
La exposición consta de medio centenar de fotos cuyo denominador común es la arquitectura desde 1999 hasta hoy.
Jose Manuel Ballester es licenciado en Bellas Artes por la Universidad Complutense y sus inicios fueron en pintura, teniendo gran interés por la Escuela Italiana y Flamenca de los SXV y SXVIII.
Es Premio 2008 de Fotografía de la Comunidad de Madrid y Premio Nacional del 2010.
Exposición de Jose Manuel Ballester
Sala,31
Calle Alcalá nº 31, Madrid
Mª Dolores García-Valiño Molina
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