viernes, 7 de octubre de 2011

En tiempos modernos

La Galería Raquel Ponce acoge este otoño el nuevo trabajo del artista asturiano, Avelino Sala en un ambiente de marcada lucha social y política cuyas respuestas parecen encontrarse en los montones de libros apiñados que emergen como esculturas y construcciones arquitectónicas como si de barricadas se tratasen, mientras las acuarelas y los gouaches realizados casi como esbozos del cuaderno de un adolescente anónimo nos hablan de un conflicto, o mejor dicho, de conflictos en general, de la violencia del estado en letras mayúsculas.


Es de suponer que este espíritu de lucha no sea aleatorio y más en tiempos dónde la cultura -tan necesaria para unos como inservible para los intereses de otros-, sea llamada como grito de guerra. Así, los mensajes garabateados a modo de spray sobre papeles y pared actúan como vehículos del proceso intelectual dejando en evidencia cualquier intento de manipulación masiva. Por su parte, cientos de libros camuflados en negro conforman un refugio acogedor, una barricada, un búnker tal vez, donde es posible encontrar un instante de paz al tiempo que el intelecto se prepara para el contraataque.


Este mismo intelecto es el que parece acompañar al individuo desarmado frente a los conflictos violentos que se alza sobre la base de una columna de los ya mencionados libros negros, de cara a una serie de acuarelas colocadas casi a modo de viñetas de cómic que dejan escapar oleadas de tensión. Este personaje puede ser fácilmente reconocible en un tipo determinado (¿acaso el propio Avelino convertido en un joven revolucionario?) pero en cambio, no podemos distinguir su rostro y no creemos tener la certeza de averiguar cómo ha llegado hasta allí. Sabemos que está al frente de unos individuos que identificamos como antidisturbios, cuyas armas ostentan en diferentes posiciones. El joven revolucionario está alerta pero tranquilo. Su mirada se dirige de lleno a aquellas figuras gigantescas pero no parece querer huir. Es un observador de la escena de su tiempo, un águila solitaria que, en un momento dado ha decidido alzar el vuelo para elevarse sobre un pedestal diferente. La base en la que se apoya es sólida. Sabe que aquellos que le amenazan no le van a poder alcanzar. Está a otro nivel.


La cultura, que a lo largo de la historia ha sido vista como un objeto inquietante de poder y por tanto acallada por aquellos cuyos intereses les instaban a seguir manteniendo el oscurantismo popular, es requerida ahora como la mejor guía para escapar de este ambiente de crisis global en un impulso esperanzador que promete un futuro si bien no del todo luminoso, al menos si en su mayor parte despejado. El mensaje en latín "Sapere aude" (atrévete a saber), es una clara invitación a cada uno de nosotros que somos al mismo tiempo espectadores y partícipes de la propia obra. Una propuesta alternativa y original que trae consigo los matices grisáceos del puerto naval de Gijón, el olor a neumático chamuscado recordando en cierta manera las barricadas que antaño tuvieron lugar allí y que sirven ahora como reminiscencias de máxima expresión a nuevos conflictos sociales.


De esta manera, Avelino Sala nos hace conscientes de la continuidad de una historia que hunde sus raíces en tiempos inmemoriales pero que siempre se acaba repitiendo: La respuesta intelectual frente a los conflictos sociales. La misma que se tiende a sumergir en las profundidades del olvido una y otra vez haciendo que parezca una mera anécdota cuando la realidad más bien es un grito que clama su reflexión.


Nerea Garrán


Avelino Sala. Blockhouse. "Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia" Galería Raquel Ponce.

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