En la galería Raquel Ponce este otoño podemos ver una
exposición del artista Asturiano Avelino Sala. En ella, Sala nos quiere dar a
entender su preocupación ante las injusticias sociales y la necesidad de que la
sociedad busque una solución a través de la cultura y del estudio, a través del
saber. En la muestra podemos encontrar acuarelas que nos muestran las luchas
que se produjeron en los astilleros de Gijón y esto está unido con la imagen de
dos instalaciones interesantes. En una de ellas observamos una pila de libros
sobre la cual reposa una figura vestida como un mal llamado “anti sistema”,
como si de un Kent libertario apareciera en las tiendas acompañando a una barby
“anarca”. Éste mira desde una columna de libros (quizá una representación de un
defensor de la cultura) a una pared donde grandes dibujos en cartulina de
varios antidisturbios (curioso como todo es anti-algo) parecen posar más como
modelos que como duros policías. La otra instalación que inteligentemente ha
creado Avelino es una barricada de libros lacados en negro y que, como otras
obras de la exposición, tiene una cita en latín, la cual dice “atrévete a pensar”.
La idea de la muestra es clara, concisa y directa(lo cual también por una vez
es de agradecer, que no ahga falta conocimientos filosóficos o leerse un libro
de dicha exposición para poder llegar a entenderla en su totalidad, un poco de
arte para todos, no solo centrado en los entendidos): lucha por una sociedad
donde la cultura se use como fuerza, como impulso para acabar con las
injusticias, el uso de la cultura como escudo y como creador del camino hacia inmundo
donde la cultura sea la base de la sociedad.. Es interesante como a pesar de
hablar de los altercados de los astilleros en Asturias, toda la exposición la
focalizamos inconscientemente hacia todos los movimientos sociales como el
15-M, lo cual como luego remarcaré, es también el problema de la misma.
Importante recalcar que el concepto de la exposición es muy interesante y dejar
patente que sea clara y fácil de apreciar, sobre todo en lo que suelen ser los
contextos del arte contemporáneo, donde a veces la comunicación con los
visitantes no existe o no se entiende correctamente. Pero, quizá, el problema
de esta exposición es que posiblemente sea un tema muy manido, una crítica
demasiado obvia y en el fondo falto de una profundidad en esa disconformidad
social que nos muestra el artista. No es negativo que sea partidista en su
crítica, pero ¿hasta qué punto la figura del anti sistema (muy estereotipada
con la palestina y la capucha) es positiva y la del antidisturbios es negativa?
Por otra parte, no considero real un paralelismo entre la lucha que mantuvieron
los hombres de los astilleros de Gijón con la policía y la batalla de la
cultura como movimiento de progreso en la sociedad. Aparte que una vez más
vemos como esa aspiración de la alta esfera invade el arte añadiendo esas
frases en latín, como si pareciera que para demostrar la validez de su obra
tenga que hacer uso de términos latinos dándose prestigio y demostrando su
nivel intelectual. También me surgió la pregunta de, si se quiere hablar de la
defensa de la cultura como medio de lucha y en contra de la represión, el hecho
de usar unos libros y dejarlos inutilizados con la capa de barniz, ¿no hace eso
que se pierda la fuerza “cultural” de esos libros?
Curiosa la muestra de Avelino Sala, aunque posiblemente si
la exposición fuera más amplia, sería más fácil profundizar en su idea, que
queda quizá, algo superficial.
Víctor Yuri de Torres
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