Al entrar en el espacio creado por Avelino Sala un inquietante sentimiento de confusión, duda y pregunta ante lo que estaba percibiendo me invadió. Múltiples dudas sobre ¿que estaba viendo, que esta representado y que quería comunicar, transmitir, decir, cuestionar o plasmar, el artista? En esta desbordante confusión de entendimiento, hago un obligado esfuerzo de serenidad y observación de lo que me rodea y se me muestra. Junto a palabras “nil difficile volenti” grafiadas, el retrato de un joven con rostro oculto y actitud de desafío, cuestionamiento, inconformismo, reivindicativo de esas palabras “no cedo ante nadie” de Erasmo. Sigo observando la sala donde la acuarela de dos enormes grúas de carga propias de un puerto, majestuosas e imponentes estructuras propias de actividades económicas de nuestro tiempo, dispuestas en un espacio infinito de colores cálidos, que aun más resalta su imperturbabilidad. Frente a nosotros las distintas fuerzas del orden propias de nuestro sistema, que garantizan su correcto desarrollo, siempre dispuestas a mantener la ordenación establecida como la única correcta y posible, frente a las que se opone un joven de rostro anónimo sobre una pila de libros, generando una tensión en el espacio que les separa, y que se expande alrededor de la escultura. Tensión que parece resolverse en la trinchera formada por libros, espacio sereno, donde los libros protegen el saber y pensamiento expresado a través del grafiti de la pared, palabras lema de la ilustración. El grafiti como medio de expresión de las ideas, pero propio de unos personajes cuyo único medio de expresión libre de sus pensamientos sin padecer consecuencias, son obligados a recurrir al anonimato. En otra sección, el bote de spray sobre un pedestal de libros, parece darles voz a través de su pintada sobre la pared, de nuevo en manos de un joven anónimo que se expresa por este medio. El bote de spray como arma de combate sustentado en los libros, donde el grafiti se convierte en un arma de expresión del saber, de la cultura, de ideas, como grito de su expresión, reivindicación y protección ante un sistema social, político y económico que no contempla su escucha, ni da cabida a la participación que pugna por su fomento y cambios. Pero Avelino Salas nos muestra su recuerdo de la infancia en las acuarelas, donde evoca al triunfo obtenido en la lucha de los astilleros asturianos. Con escenas de lucha de trabajadores por mantener sus puestos de trabajo, donde un tema tan arduo y complejo de la vida adulta es resuelto en las bellas acuarelas, un medio de expresión propio de la etapa infantil. Mediante la acción de protesta, el inconformismo, el combate ante lo que no se considera apropiado para uno mismo y su sociedad, siendo la unión de aquellos que deseen esos mismos objetivos, su acción y movilización será el único medio que producirá el cambio y renovación de aquellos aspectos que resulten necesarios, en sistemas en los que aunque en apariencia se muestren imperturbables, simplemente son reflejo de aquellas personas que los componen y somos todos los que los conformamos. Es a esta reflexión a la que me lleva la exposición de Avelino en la que la defensa de la cultura se plasma claramente como el tema principal. Además esta obra es reflejo de como ni los artistas son ajenos a la sociedad en la que viven, donde debemos de participar siempre defendiendo la potenciación de la cultura y los libros, su base y pilar fundamental, en cualquier cambio que esperemos se resuelva en una mejora del sistema social, político y económico en el que estamos insertos.
Teresa Martínez Vargas
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