domingo, 6 de noviembre de 2011

V2 Espárragos en conserva, comida de pobres y de ricos.

Resumir el paso del arte de los años 60, ese que no huele a subasta ni a feria, al de los años 80 y 90 al fin es posible. Pásese por el MNCARS, que hasta 5 de febrero nos podemos encontrar con un señor que deja muy bien entrever estas tendencias ¿Cómo? ¿No era posible antes? Sí, sí que podría serlo, no digo que no, pero esta vez estamos ante una exposición retrospectiva de Alighiero Boetti, uno de los artistas más representativos de lo que fue el arte Povera, al menos con fue partícipe de esta tendencia a mediados y finales de los 60. Aunque la obra posterior hay quien la considera difícilmente encasillable, por mi parte el sustrato Povera creo que si se mantiene a lo largo de toda su obra, aunque el mismo se desmarcase.

Desde luego su visión en la forma de producir obras es muy particular, siendo el componente lúdico un elemento esencial. Su obra está constantemente invitándonos al juego, desde palíndromos, construcciones tautológicas… El papel que juega el ajedrez y el lenguaje son imprescindibles, no para entender su obra, sino para entretenerse. Con esta exposición debemos olvidarnos de que estamos en ese espacio donde impera la tediosa seriedad, de ese absurdo prejuicio con el que creamos el aura de la obra, entendiéndose este como una barrera psicológica que nos asusta, donde parece que nos tenemos que ver obligados a rendir culto a la obra de arte. Olvidémonos de esto o no nos quedará otra que indignarnos al ver que en ese espacio tan serio ha entrado una buena cantidad de obras que simple y llanamente nos proponen jugar con ellas. Las obras de Boetti a lo largo de los años siguen manteniendo el espíritu, en lo más hegeliano del término, del neodadaismo de los años 60, son obras que nos recuerdan al desvío situacionista o la ironía de Maciunas. Realmente postrarse ante estas obras es una experiencia performativa, directamente la obra es un juego donde nosotros, los espectadores, tomamos una posición determinada. No quepa duda que el nombre de la exposición, Estrategias de Juego, es del todo acertado, es más, es una auténtica generadora de conciencia.

El título de la exposición tiene un doble sentido, sobre todo en el papel que juegan los mapas realizados desde 1969. Curiosamente encontramos en estos mapas un aspecto completamente trascendental, está en la parte del proceso; desde un determinado momento no los realizaba el mismo, sino que encargaba a mujeres que los bordaran, dejando el agua como algo de libre elección a la autora material de la obra. Son obras con las que descubrimos el juego de la geopolítica, el simbolismo de banderas, pero además tenemos que añadir la relativa arbitrariedad cromática con la que aparecerá representada el agua. El contexto del postcolonialismo es crucial a la hora de ver estas obras.

La labor curatorial (Lynne Cooke, Christian Rattemeyer y Mark Godfrey) de la exposición es sin duda uno de sus máximos alicientes, sobre todo en la distribución de las obras a lo largo de las salas. Consigue aunar de una forma completamente ágil la naturaleza conceptual de las obras sin llegar a rechazar el elemento cronológico de las mismas. El estar en posiciones cercanas los dameros de ajedrez con los mapas consigue crear unos espacios completamente cargados de significación, donde la idea de estrategia y juego entran en una semiótica que nos propone reflexionar sobre qué posición tomar.

CHANCLETA MÁGICA quiso ser como Federico Jiménez Los Santos

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