miércoles, 2 de noviembre de 2011

“No va más”

Alighiero Boetti. “Estrategia de juego”.

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía.

Cuando una persona “normal” se dirige a una exposición, generalmente lo hace de buena fe y con la mente despejada, sin preocupaciones, para pasar el rato con lo que la sociedad de hoy llama cultura, quizá algo que pueda contar mañana en el trabajo a la hora del café.

Cuando uno estudia arte y tiene que acudir a una exposición, intenta documentarse, lee críticas en internet, ve vídeos del autor, si es posible, comentando su obra, llena su cabeza de, ahora esperanzas, ahora ilusiones, quizá prejuicios…alguna que otra idea de por dónde empezar.

Realizando, en este caso, este ejercicio, probablemente insano, uno se asoma a la red para encontrar sorprendentes descripciones, “la obra de Alighiero Boetti es inclasificable”. Definición de eufemismo: “Manifestación suave o decorosa de ideas cuya recta y franca expresión sería dura o malsonante”. Veamos, inclasificable, ¡ah sí!, ¡ya sé lo que quería decir esa chica viendo esta mañana la exposición!: “si son cartas, y palos pintaos y cosas hechas a boli con sus colegas...”. Se me saltan las lágrimas.

La obra de este artista italiano es bastante desigual. Como bien advierte Manuel Borja-Villel, director del Museo Reina Sofía, el visitante tiene la impresión de encontrarse ante una muestra colectiva más que ante la sucesión de piezas de un mismo artista. Ligado en sus inicios a la corriente del 'arte povera', Boetti se desvinculó posteriormente de este movimiento, criticando con dureza sus excesos. Más tarde, recaló en las instalaciones simples, con materiales sencillos, y exploró la relación entre la creación y la presentación de la obra de arte. Tachado de imprevisible y camaleónico, cambió a menudo y radicalmente de estilo y de soporte para legarnos una obra, según Christian Rattemeyer, uno de los comisarios de la exposición, "impredecible, altamente inventiva, lúdica y poética”.

En Estrategia de juego, la primera exposición retrospectiva que se le dedica en España y que ha sido organizada conjuntamente por el Museo Reina Sofía, la Tate Modern de Londres y el Museum of Modern Art (MoMA) de Nueva York, quizá, la parte más impresionante sea la selección de los bordados y tapices que hizo en colaboración con artesanos de Afganistán y Pakistán y que reproducen mapamundis con los colores de la bandera de cada país. En ésta y otras obras, Boetti concibe la idea y decide las formas o elementos con los que se va a trabajar, pero deja en manos de otras personas su realización material y también ciertas decisiones claves para su composición final.

En la muestra, que reúne más de un centenar de piezas de distintos momentos de su trayectoria artística, se exponen también algunas de sus primeras producciones, cercanas aún a los postulados del arte povera. Una de estas piezas es Lampada annuale, una caja de madera con una bombilla que se enciende durante once segundos al azar cada año. Además, se muestran otros trabajos fundamentales en la evolución de su propuesta discursiva, como la obra de arte postal Viaggi postali o la serie Aerei, paneles de grandes dimensiones realizados a bolígrafo o acuarela en los que aparecen numerosos aviones surcando el cielo.

Pero no nos quedemos en la puerta, entremos. "Alighiero Boetti concibe al espectador como un cómplice, como un compañero de juego”, viendo las salas llenas de cartas, telegramas, bolas de cemento, cuadros con fechas recortadas de agendas… intentando sacar algo en claro con la ayuda del folleto informativo que te facilita el museo y siguiendo sin entender nada, no puedo dejar de pensar en mi hermano, siempre tan escéptico y crítico con el arte actual, e incluso no puedo evitar plantearme: ¿qué es arte?, ¿qué vale?, ¿cuál es el límite? y, probablemente, muchos llegarán a la misma conclusión: Boetti no me gusta tu juego.

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