lunes, 28 de noviembre de 2011

Palabra y Arte

Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel

Lugar: Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía
Fechas: 26 de octubre - 27 de febrero

Para ser capaces de conocer cuál es el propósito de la exposición Locus Solus. Impresiones de Raymond Roussel, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía, es aconsejable documentarse previamente a la visita sobre la trayectoria profesional del escritor francés –poeta, novelista y dramaturgo-, uno de los más singulares de los surrealistas que desarrolló nuevos paradigmas de gran influjo. Su obra se caracterizó por encerrar un universo de imaginación que huía de la realidad, basado en una impermeabilidad de todo aquello que no fuera la cultura oficial. Es aconsejable un acercamiento previo, ya que la exposición no se limita simplemente en embellecer la vista del espectador, va más allá. Evoca a la reflexión sobre la influencia que ejerció de forma concluyente, la literatura que llevó a cabo Roussel sobre las personalidades más brillantes del arte. Es decir, lo que trata de trasmitir esta muestra es cuánto puede influir en el arte un poeta a través de una literatura de mundos ilusorios, estableciendo una relación compleja entre texto e imagen, entre palabra y arte.

Se trata de la primera exposición en España que guarda referencia a la personalidad y al legado de Raymond Roussel, cuyas obras más importantes fueron Impresiones de África y Locus Solus, de donde toma el nombre ésta selección de trabajos en distintos formatos – esculturas, pinturas, fotografías, vídeos, libros e incluso documentos originales- de una treintena de artistas influidos por el escritor, como Marcel Duchamp, Salvador Dalí, Man Ray, Francis Picabia, Allen Ruppersberg o Max Ernst.

Una de las cartelas indica como en sus obras adquiría mayor importancia lo ficticio frente a lo real. Defendía que la obra artística literaria no necesita contener nada real, solo una combinación de objetos imaginarios. Estas eran las mismas ideas que caracterizaban las obras de los surrealistas, que encontraron en su literatura la esencia en la que basar sus trabajos.

Duchamp y Dalí, dos de los más influidos por Roussel, eran a la vez tan diferentes el uno del otro, pues eran sin duda la noche y el día. Siendo posiblemente este literato el único gran punto en común que pudieron encontrar ambos artistas.

En la sala de Duchamp, junto al Molinillo de café (1911) se encuentra el diorama Étant donnés, que debe ser visto por medio de un agujero perforado en una puerta de madera, obligando a que un único espectador mire a través de una de las lentes. Este dispositivo alude al poema La Vue, de 1904, una descripción exhaustiva de un paisaje en miniatura, inscrito en una bola de cristal.

De Salvador Dalí destacan las películas con las que homenajeó a Roussel, Impresiones de la Alta Mongolia y Babaouo.

La peculiaridad de esta exposición no sólo se encuentra en la dificultad que conlleva exponer obras que trascienden de la mera figuración, ya que de lo que se trata es de que la visita sirva para comprender los lazos de unión entre estas mentes extraordinarias. La tarea, como he señalado desde un principio, no es sencilla.

Ágata Soto Salafranca.

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