jueves, 3 de noviembre de 2011

Espárragos en conserva, comida de pobres y de ricos.

Resumir el paso del arte de los años 60, ese que no huele a subasta ni a feria, al de los años 80 y 90 al fin es posible. Pásese por el MNCARS, que hasta 5 de febrero nos podemos encontrar con un señor que deja muy bien entrever estas tendencias ¿Cómo? ¿No era posible antes? Sí, sí que podría serlo, no digo que no, pero esta vez estamos ante Alighiero Boetti, calificado casi siempre como Povera, desde luego la obra de los años 60 queda claro que lo es, bueno, claro, lo que se dice claro, establecer etiquetas y límites es un lio chungo, creo yo ¿Y la obra posterior también es Povera? ¿La encasillamos en algún lugar? ¿Es con coloritos? ¿Eso también le va a Pistolleto? Sí, pero Pistolleto era más de tirar trapos y amontonarlos por el suelo. Pero los trapos tienen muchos coloritos y además son de tela, Boetti tiene muchas obras realizadas con bordados de tela con coloritos hasta el final de su vida ¿Tomamos a Boetti solo por Povera? Vale, para facilitar las cosas si, así también podemos decir que los arbolitos de Kassel son fluxus. Con términos tan globales y difusos comprender el arte contemporáneo es más sencillo.

¡Bah!, vamos a pasar de etiquetas, que está muy bien para ordenar la mente y queda elegante porque creas códigos chachiguays que no está nada mal dado el contexto de supermegahipercodificación en el que vivimos, pero al final nos diluimos en no se sabe muy bien el que y terminamos diluyendo el aspecto lúdico de las obras en no sé muy bien el que, pero desde luego es aburrido y pedante. El conjunto de la obra de Boetti se relaciona directamente con el juego, no es que se relacione, es que es juego y si una oración empieza con un es que es, desde luego es irrefutable. A fin de cuentas, todo esto es muy lúdico y ponernos serios con tantas y tantas teorías es realmente aburrido ¿Pero si establece estrategias de juego? Si las estrategias es cosa de militares y políticos y gente mala. Ya, pero a la gente mala le gusta jugar y con tantos coloritos me da a mí que es más de tácticas o de jugar al parchís, pues juguemos al parchís. Pero si la exposición está repleta de dameros, eso es cosa del ajedrez, no del parchís, y el ajedrez nos lleva a la estrategia, pero la estrategia nos lleva a la geopolítica, y la geopolítica a los bordados, y los bordados a los coloritos, y los coloritos nos llevan a lo lúdico y lo lúdico nos lleva a creer que todo este camino de reflexiones y reflexiones y reflexiones es algo meramente contingente por eso de ser lúdico. Es que somos muy mal pensados. Boetti lo único que quiere es que nos metamos en un mar de palíndromos, tautologías y muchos juegos que casi nos hace pensar que estamos dentro de un positivismo divertido y eso si que es verdaderamente aterrador, eso no le gusta ni aquel señor ocioso llamado Paul Lafarge. Como no entendamos todo esto al final nos van a parecer trapos de Pistolleto y la experiencia sí que va a ser como cenar espárragos en conserva en el restaurante de Spoerri. Pues vamos a entender el juego no vaya a ser que nos indigestemos pensando que estamos sumidos en un caos extremo, busquemos la estrategia adecuada, que acabemos ahogados en un mar de tácticas erróneas vamitamos.

CHANCLETA MÁGICA quiere ser como Federico Jiménez Los Santos

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