miércoles, 2 de noviembre de 2011

Del trastorno bipolar a la cruda realidad

Alighiero Boetti, Estrategia de juego

Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía

5 de Octubre- 5 de Febrero


Las ideas sobre el concepto identitario del individuo y de la sociedad tienen cita en Madrid. Una retrospectiva sobre Boetti trae consigo un handycap de antemano: ¿nos enfrentamos al propio artista a al conjunto de sus personalidades? Él mismo se cambió el nombre pasando de Alighiero Boetti a Alighiero e Boetti, doblegándose así para formar una dualidad que también caracteriza su obra. Objetos muy variados se reúnen en esta exposición que ocupa casi toda la planta del antiguo hospital de Atocha, objetos tan variados que no ayudan en absoluto a crear un discurso unitario que conduzca al espectador por sus pasillos. Reconozco que yo misma me perdí en la exposición. Lo cierto es que no conocía para nada la obra de este artista y dada la gran variedad de medios y ámbitos en los que éste desarrolla su carrera no se me hizo posible que pudiera establecer concomitancias entre algunas de las salas. Lo cual me llevó a preguntar al personal de sala, que supuse, tendrían más idea que yo. Mi sorpresa fue que estaban igual o más perdidos que yo y es que al salir de una de las salas para meterme en otra y creyendo que la exposición había terminado, me aventuré, ya que estaba, a darme una vuelta por el resto de la planta y al no establecer similitudes entre lo que había visto y lo que estaba viendo llegué a la conclusión de que esa parte formaba parte de una exposición de la colección permanente. No obstante, pregunté al personal de sala y así me lo confirmaron. Al seguir recorriendo los pasillos, observé que gran parte de la obra mostrada era de Alighiero Boetti, de modo que volví a preguntar, en mi ignorancia, por lo que estaba viendo. Esta vez sí que me supieron explicar que seguía siendo la muestra Estrategia de juego de un tal Giovanni Boetti que, como pude comprobar a continuación al intentar explicarme se habían equivocado de nombre y seguí con lo mío. Sus palabras aproximadas fueron “todo lo que veas cuyo suelo sea de piedra es de Boetti, cuando pases al parquet estás en otra exposición”, una explicación algo ruda pero muy útil en lo que se refiere a esta muestra ya que el continuo cambio en el lenguaje puede llevar, como sucedió en mi caso, a pérdidas.

Teniendo en cuenta todo ésto no puedo sino decir otra cosa que la exposición me resultó de lo más caótica. Observé que allí la gran parte de los espectadores estaban en mi misma situación y además no hay ninguna guía museográfica o textos que acompañen al discurso visual.

De todo esto saco más que una opinión crítica una vivencia personal. No sólo no pensé que podía seguir perdiéndome en el museo (reconozco que en alguna ocasión me ha pasado) si no que ni siquiera los propios trabajadores del museo supieran muy bien dónde estaban ¿Es que el arte contemporáneo pierde a la gente? ¿ O es acaso que en mitad de una exposición dónde se nos plantea cual es nuestro lugar geográfico en el mundo, no sólo no podamos definirlo a grandes rasgos, sino que ni siquiera podamos hacerlo dentro de un museo? ¡Qué paradoja más a colación! De este modo, el planteamiento de la exposición es ponernos en el lugar de seres migratorios que van a la deriva cuya única cohesión con el mundo es la del arte. No existen las fronteras y así nos lo demuestra y nos lo hace experimentar este artista que cambia sin problemas su discurso a través de los medios artísticos de la misma manera que lo vamos viendo los espectadores que acudimos a esta exposición.

Mª Ángeles Rodríguez Sánchez

No hay comentarios:

Publicar un comentario