viernes, 2 de diciembre de 2011

El arte entre dos mundos

El conflicto de siempre; Apolo y Dionisio

Azul, negro, verde y rojo. Los cuatro colores de los reconocidos bolígrafos bic. Los de toda la vida. Esta no es una técnica (y evidentemente hablamos de técnica) muy valorada en la historia del arte, más bien se considera el boli como un material marginal y en definitiva pobre, así corroborando la idea de que Boetti se introdujo al mundo del arte con el movimiento artístico povera. Y ahora nos preguntamos ¿Quién gasta más de un centenar de bolígrafos para exponer su obra en el Reina Sofía o en la Tate o hasta en el MoMA? Pues la respuesta es Alighiero e Boetti, el artista dual (o doble) que abre su exposición Estrategia de juego precisamente con cuadros de gran formato coloreados con bolígrafos azules, negros, verdes y rojos. Pero por azar o razón el artista no se estancó, sino que su prolífica producción avanzó por innumerables técnicas, materiales y herramientas.

Alighiero e Boetti, autonombrado así desde 1968, aceptó su propia dualidad y la pluralidad de sus obras ya que muchas veces él no era quien realizaba los trabajos, se limitaba a pensarlos y pedía la ejecución manual de la obra a bordadores, a diseñadores gráficos y artesanos, como Lynne Cooke, una de las comisarias, advierte. Y tenemos que ser conscientes que el desdoble no se limita sólo a la manufactura, de lo individual a lo colectivo, sino que trasciende en la búsqueda del equilibrio de dos mundos, el de la razón y el de lo irracional, el de la estrategia y el del juego. Y así el sentido lúdico invade la obra de Boetti, que obsesionado por el azar y la suerte, por el orden y el desorden (Manuel de la Fuente, ABC) hace que el espectador le siga como compañero de su juego, y es precisamente este juego de casualidad azarosa la que confirma que el proceso creativo o artístico de Alighiero Boetti se basa en lo irracional.

La inquietud del artista le llevó al estudio de disciplinas a veces opuestas, siguiendo así con la dicotomía que lo caracteriza; la filosofía y la música frente a las matemáticas y el ajedrez. Hasta se interesó por el mundo oriental lo que alimenta la exposición de enormes tapices bordados, en principio, en actos de cooperación. Los insensata corsa o los Mappa fueron hechos conjuntamente con artesanas de Afganistán y de Paquistán, las que bordaron infinitos tapices con la representación del abecedario o del altas con las banderas de cada nación dentro de su país. Esta segunda serie es muy icónica y llena de significado, y en realidad Boetti se adentró en un campo de debate que podía haber desencadenado en algún conflicto, pero al ser arte y al arte (casi) todo se le perdona nadie se ha sentido encasillado.

Además Alighiero Boetti llena las pareces del Reina Sofía con sus propias vanitas contemporáneas, recordándonos su fascinación por la muerte y por el paso del tiempo con iconografías tradicionales; el reloj, el cual se vincula intrínsecamente con el recordatorio que la muerte llega, y que esta llega (dentro de un margen) por azar. Así que los calendarios y los números serán otra de las obsesiones del artista y en el fondo otro material pobre con el que hacer arte.

Y con la ironía del artista, la exposición cierra el circulo terminando con algo muy parecido con el que se nos presentaba; con la serie Aerei, cuadros de gran formato coloreados con bolígrafos azules, negros, verdes y rojos en los cuales hay representados aviones en un cielo ficticio. Pero, ¿No podría ser esto una metáfora que cierra la exposición y el circulo de la vida de Alighiero o de Boetti?


Lena Solà Nogué

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