sábado, 7 de enero de 2012

Alcala 31, con retraso....mental (el mio)

Erase una hora, a la que la ciudad dormía, no se encontraban mas que las desiertas avenidas, espacios y vías, cruces de caminos amputados por su elemento principal, los transeúntes que les insuflan la vida, les dan un sentido a tan anchos y diáfanos espacios y avenidas.


Siendo fundamental esta egolatría humana, para la cual da contexto nuestra presencia al resto del universo, (no vamos a tratar aquí si es o no debe ser así), es a esta ultima hora del día, o quizás fue la primera, en la que imagine que las calles no existían. Que bajo un mágico hechizo mis pasos ya no sonaban en las salas vacías y mis gritos sofocados por aquella señora que no para de cantar con garbo y alegría que me llevo a preguntarme si tenían una vecina soprano en Alcala 21.


Estas fotos, de gran formato y grano fino, con una resolución excepcional, y un papel fotográfico sobrenatural nos abren la ventana a sitios en los que difícilmente podríamos transitar.


Lugares vedados para un publico general, pero que es familiar por los recursos que los habitan, forman parte del espíritu de la ciudad y son lugares de excepcional interés por una mezcla variopinta de motivos.


Entrando en la nueva dimensión que se nos abre el señor Ballester, con la ventaja máxima del deleite sensorial, que siempre esperamos de un lugar destinado para la muestra y exhibición del Arte en el que nos disponemos a juzgar como hizo Pilatos, pero sin que nuestra opinión tenga tanta transcendencia y con el eco de nuestras opiniones ahogadas en la sorda acogida que tiene el Arte entre nuestros congéneres. Estas ventanas, abiertas mediante la magia, nos trasladan a diversas partes del mundo, a las que nos podemos asomar a los lugares que llamaron la atención al fotógrafo sin las barreras del tiempo y el espacio.


Esa picazón que nos recorre el cuerpo, esa electrificante inquietud que bajo una vacía forma nos ofrece una abundante festín de matices nos eleva a posicionarnos en la cúspide de la creación, y tal como creamos a Dios, en la mejor exponente de nosotros mismos mezclados con nuestras aspiraciones tales como nos gustaría reflejarnos en la luz del mundo, con destellos inalcanzables de la inmortal juventud, cegados por el brillo de la razón, y la humildad de quien habla desde el conocimiento infinito....


Para luego salir y encontrarte de frente a la realidad que te golpea impunemente. Viernes tarde, la sala estaba vacia, un par de jubilados que se saben que el Arte atrae a guiris cachondas, es en si Alcala 31, un espacio desertico que entra en sintonia con la muestra de Ballester. Un buen ejemplo para sentir el Vacio.

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