martes, 4 de octubre de 2011

LA CULTURA OS HARÁ LIBRES


BlockHouse: Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia
Artista: Avelino Sala
Lugar: Galería Raquel Ponce – C/Alameda 5, Madrid
Fechas: 1  de septiembre - 22  de octubre de 2011

por Ana Alonso Castellano

Con la instalación “BlockHouse: Sobre la construcción de un espacio de resistencia en tiempos de indolencia”, que Avelino Sala nos presenta en la Galería Raquel Ponce de Madrid, el artista asturiano se suma a la resistencia contra la crisis que ya se lleva a cabo desde todos los ámbitos de la sociedad. Sala se toma en serio el rol de artista “rebelde” y crítico con la sociedad y va directo al ojo del huracán, abordando el tema de más “rabiosa actualidad”, el que más preocupa, aquel que ocupa desde hace ya varios años las portadas de los periódicos.

El artista despliega todas sus armas para ofrecernos una medida anti-crisis alternativa. Las acuarelas y gouaches donde se representan los escenarios del enfrentamiento y a sus protagonistas: antidisturbios vs. antisistemas; grafiti sobre papel con lemas en latín y la instalación escultórica que protagoniza la exposición, una barricada de libros pintados de negro, meten la calle en la galería; reconstruyen el ambiente de los conflictos consecuentes de la tensión económica y social y proponen la lucha desde la cultura: “la resistencia intelectual”. Sala nos llama a construir también nosotros nuestras propias barricadas metafóricas a base de libros, pero no como un refugio de cobardes sino como campamento base para inventar las estrategias que nos lleven a superar esta crisis que, lejos de ser exclusivamente económica, es ya entendida como una crisis general del sistema social, político y económico en que vivimos.

Al escribir las consignas que llaman a la resistencia con grafiti en latín, el artista recalca la base intelectual del blocao y realiza una simbiosis de la cultura popular y la alta cultura, que se unen con un objetivo común. A pesar de esta justificación del uso del latín en este caso, no cabe duda de que obstaculiza la comprensión del mensaje que Sala intenta transmitir a través de su obra al visitante medio (y no tan medio), y si bien la intención del artista de acercar el arte a la calle queda patente en los aspectos estéticos de la exposición, así como al abordar un problema que atañe al conjunto de la sociedad, usando como ejemplo de situación crítica las protestas de los trabajadores del astillero Naval Gijón que se prolongaron hasta el cierre del mismo en 2009 e introduciendo elementos del lenguaje urbano, como el grafiti, no parece tan claro que logre transmitir el mensaje con suficiente claridad y rotundidad a los ojos del público general.

El arte conceptual ha conducido a determinados artistas a las instalaciones más rotundas, provocadoras y controvertidas de la historia del arte, como llenar la Sala de Turbinas de la Tate Modern de Londres con 100 millones de pipas de porcelana, como hizo el artista chino Ai Weiwei en 2010 con su instalación Sunflower Seeds; o abrir literalmente el suelo de la misma Sala de Turbinas, como la escultora colombiana Doris Salcedo con Shibboleth en 2007, para hacernos llegar sus mensajes. Sacuden y agitan nuestras mentes; es imposible permanecer indiferentes… Sin embargo, en estos casos, como en el de Sala, hablamos de un arte que requiere ir acompañado del manual de instrucciones para vivir, no sólo la experiencia estética, sino también la comunicativa. En este sentido, para que el espectador acuda en busca de esta explicación verbal imprescindible con verdadero interés, es responsabilidad del artista “agitarle” lo suficiente.

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