María Verónica Rodríguez Cañete (Grupo 81)
AVELINO SALA
“Blockhouse. Sobre la resistencia en tiempos de indolencia”
GALERÍA RAQUEL PONCE. Del 1 de septiembre al 22 de octubre de 2011.
AVELINO SALA, UN COMBATIENTE FLOJITO
La galería Raquel Ponce expone una instalación de Avelino Sala (Gijón, 1972), consistente en un montón de libros lacados en negro acompañados de acuarelas, dibujos con tinta, grafito y algunas pintadas con spray. La escasa calidad técnica de lo allí presentado, nos hace instintivamente buscar un mensaje. Lo primero que podemos leer “CONCEDO NULLI” (No cedo ante nadie) ya da una idea de la hipocresía del mismo, pues un grafiti realizado sobre cartulina, resulta un insulto al arte y expresiones callejeros y desde luego una concesión a la galería que no tendrá que molestarse en repintar las paredes de blanco.
Tratando de dar una oportunidad a las obras y de entenderlas en su conjunto, la lectura es tan obvia y rápida como la de sus negros libros. Dando una vuelta de tuerca al dicho de explicarse peor que un libro cerrado, aquí se niega por completo la naturaleza de los mismos sellando sus páginas y cubiertas.
Los dibujos que completan la exposición son como un catálogo de siluetas de G.I.GOE enfrentados a combatientes callejeros con pretensiones de guerrilla paramilitar, una panda de gamberros aventajados. Toda esta batalla campal sugerida, parece nacer del conflicto provocado por el petróleo, el negro que mana del mar de sus acuarelas y acaba destrozando las bibliotecas, abocadas a convertirse en trincheras…pero ¿Qué trincheras? La media luna negra de Avelino no es ni siquiera un pozo de tirador… eso si, es igual que los puestos que construyen los turistas del norte de Fuerteventura para tomar el sol sin volarse.
Sala, que se cree en la necesidad (y dotado de la capacidad) de dar un verdadero sentido a los libros, tiene precedentes en el uso de los mismos como materia escultórica, como en “Dislexia”, de Alicia Martín (2002), una cascada o torbellino que podemos admirar en el Patio Herreriano de Valladolid, y que nos permite reflexionar. Pero en este caso, los quinientos libros podrían haberse vaciado y convertido en huchas. “SAPERE AUDE” (Atrevete a saber) …lo supe cuando llegué a casa, claro, ¡no entiendo latín!…claro, seguro que había allí algún diccionario…negado.
Con lo fácil que es exaltar los ánimos recurriendo a mensajes políticos, Avelino Sala es capaz de hacer sufrir a sus espectadores una demostración de la indolencia de la supuestamente huye, eso si, hacia delante (suponemos). Llama la atención lo floja que es esta versión de la estética del conflicto. Los combatientes más pacifistas asustan más que las estampitas de Avelino, tan temibles como un guerrero del Sian sin cocer y bajo la lluvia. Tal vez sea una burla a unos y a otros, como el video “Pegasus dance, coreografía para camiones antidisturbios”, realizado por Fernando Sánchez Castillo en 2008 (también en el Museo Patio Herreriano) en el que vemos a los camiones protagonistas bailar un vals mientras disparan chorros de agua que dibujan sus brazos en el aire.
La exposición en definitiva, no ofrece nada nuevo ni está a la altura de otras obras del mismo autor, y tiene como única virtud, guiar al visitante hasta una sala de la galería que alberga amontonadas algunas obras prometedoras. Allí, al final podemos leer otra de sus pintadas sobre cartulina que reza “AUDENTES FORTUNA IUVAT” (La fortuna sonríe a los audaces) que parece un “sálvese quien pueda”, corra todo el mundo…y es una buena opción, marcharse y dejar trabajar tranquilo a este hombre que no ha dado la talla mínima para ser recluta.
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